sábado, 16 de mayo de 2009

Manuscritos. Tomado del Diccionario de San Agustín

Fecha: 12 de Marzo de 2009

Manuscritos. Tomado del Diccionario de San Agustín

1. El proceso de la actividad literaria
La forma en la cual San Agustín escribía sus textos no la conocemos completamente, pero con algunos de sus propios testimonios, descubrimos que posiblemente utilizó la manera más común de aquella época; suponía un taquígrafo (en nuestros tiempos una especia de secretaria), normalmente de la comunidad, quien se encargaba de colocar por escrito aquello que su maestro le iba diciendo. De todas maneras esta no fue la única forma de escribir, ya que se tiene algunos de las notas bíblicas propias de él. Se conocen además las obras que quedaron incompletas, muchas de ellas eran de su puño y letra, pero lamentablemente desistía de escribir y continuaba con otro libro. Imaginar que textos tan magnos como De civitate Dei o De Trinitate irían a quedar incompletos, hubiera sido un gran vacio en nuestra vasta biblioteca católica.

2. Publicación
Para la publicación primera de las obras de N. P. San Agustín, exigió un gran esfuerzo, tanto en dinero, como en mano de obra, ya que en aquella época la reproducción de un texto era muy complicada, pues no existían las actuales técnicas de difusión. Allí les tocaba a mano pasar cada libro en códices, hechos de pergaminos, un material animal muy costoso y de tintas minerales y vegetales. Gracias al capital del amigo Romaniano, es que Agustín pudo sacar sus innumerables obras al público, quienes podían adquirir una de esta en la biblioteca de Hipona. Tristemente con muchos de estos prestamos de libros, se perdieron originales; además, en aquella época no existían lo que hoy conocemos como derechos de autor, ya que cualquiera se hacía a su copia sin tener en cuanta al publicista. Los libros eran verdaderamente del pueblo. Gracias a Dios tenemos las retractaciones, un libro que define cuántas y cuáles son las obras con sus posteriores correcciones.

3. Florilegios y epítomes
Los florilegios son una especia de recopilación de pasajes de unos textos antiguos, en este caso de San Agustín, a quien se le hicieron muchísimos de estos; uno, diez años después de su fallecimiento, los excerpta de Vidente; otro muy posterior que es constituido como el florilegio antiguo más extenso e importante, los excerpta de Eugipio. Durante la edad media estos se fueron multiplicando impresionantemente. También existieron unos resúmenes de las obras de San Agustín, los famosos epítomes, que asimismo se extendieron por el viejo continente.

4. Tradiciones manuscritas
Los manuscritos hoy llegan a nuestras manos, no propiamente de San Agustín, luego que han ido desapareciendo; posiblemente hay uno que sí date de aquel entonces, el famoso manuscrito de San Petersburgo, conservado hoy con cuatro de sus obras. La trascripción de la hermosa literatura de Agustín no se hizo esperar y toda persona erudita quería tener en su biblioteca un libro del Santo. Así fue como la demanda de textos agustinianos empezó a crecer y los monasterios medievales se llenaron del impulsó de reescribir las sabias palabras. De hecho estos manuscritos fueron utilizados para las grandes universidades medievales. La difusión de obras durante el imperio carolingio fue tremenda, pues de hecho al emperador le gustaban.

5. Recepción
Ahora bien, durante todo el Medioevo se trascribía constantemente todos los escritos agustinos que se originan en los siglos IV y V. por tanto la sucesión fue como un teléfono roto, en donde poco a poco cada nueva copia que se hacía, iba tomando un carácter propio del tiempo, del contexto social, del lugar, del idioma a traducir y particularmente del autor mismo. Además para colmo de males, había en los Scriptorium monjes analfabetas que deformaban las letras y por ende el sentido del texto. Así, los textos que hoy día tenemos, quizá en la medida de lo posible, tengan un gran margen de error, ya que con el transcurrir de los años fue cambiando mucho la idea del autor, San Agustín.

6. Manuscritos iluminados
Se conservan aún gran cantidad de manuscritos agustinianos en varias bibliotecas en el mundo, en donde la mayoría atesora en sus páginas un hermoso dibujo o ilustración que es sinónimo de un manuscrito iluminado; es decir que contiene ilustraciones bellísimas de instantes de la vida del santo o momentos con la comunidad o escenas celestiales. En fin los manuscritos medievales tienen no solo en su interior, palabras y palabras, sino también un mundo de imágenes que les dan vida a los textos. Había entre los monjes, encargados, unos de hacer los dibujos y otros de la escritura.

7. La imprenta
Con la invención de l a imprenta, la preservación de los textos agustinos fue mucho más grande. Pues por un lado ya no había que hacer la terrible técnica del palimpsesto y por otro la reproducción era mucho más extensa. De hecho para del siglo XV cuando se empezó el auge de esta maquina, los textos de San Agustín eran comercializados de primera mano; a estos libros pioneros (hasta 1500) en las técnicas se les conoce como incunabulum; el primero de los agustinos impreso fue De civitate Dei en 1456. Luego de éste vinieron muchas más miles de obras. De hecho en siglos posteriores comenzó en apogeo la publicación de las obras completas de nuestro Santo padre, en quien muchas casas de imprenta se decidieron a hacer enormes compendios. Uno muy conocido es el realizado por la comunidad de Maurini, en donde se comenzó con un proyecto ambicioso de abarcar la literatura agustiniana de un solo tajo (aunque no se pudo terminar, pero dio pie para inspirar nuevas compendios históricos).

8. La edición crítica
En las nuevas ediciones de las obras de San Agustín se ha querido dar un paralelo estudioso, en donde con variantes textuales se quiere dar una mejor comprensión de lo que quiso decir nuestro autor. Son estas las ediciones críticas, que se encarga de juzgar cuál de las formas textuales de los antiguos manuscritos es la más correcta. La realización de una de estas obras críticas, lleva en sí, un proceso tedioso y científico que da como resultado un texto integro, que se asemeja mucho a lo dicho por Agustín. Lastimosamente hoy existen muy pocas ediciones críticas con base a los manuscritos agustinos. Es necesario que como muchas personas se dedican a diversos ministerios, se consagren otros tantos a realizar un estudio minucioso a estos textos.

9. Obras perdidas
Como ya antes lo habíamos expresado, muchas obras de nuestro padre se han ido perdiendo con el devenir; no son muchas, pero como sabemos, la literatura de este padre de la Iglesia es demasiado importante. No solo se dieron las perdidas posteriores en los monasterios del Medioevo, sino que así mismo nos lo expresa San Agustín en sus retractaciones que ya se habían extraviado varios de sus libros. De algunos hoy se tienen retazos y de ciertos sermones nada en absoluto.

10. El pseudo-Agustín
Antes de abandonar este mundo, Agustín nos quiso dejar una lista de sus obras en el libro tan importante de las retractaciones, que fue complementada con el Indiculus de San Posidio. Estos dos libros nos dejan claro cuales son propias de Agustín, pero resultó después una polémica sobre la autoría de otras tantas obras, en las cuales aparecía como verdadero escritor San Agustín. A estas se les conoce como Pseudo-agustinas; de ellas existen muchas y muy variadas; son de gran importancia, puesto que en algunos lugares se les da más relevancia a éstas que no a las originales. De estos libros hay unos que causan conmoción porque no pareciera haber concordancia con lo propuesto por el Santo, por ejemplo, en los textos anti heréticos.

11. Recientes descubrimientos
Más que descubrimientos de escritos históricos de San Agustín lo que en mayor grado se ha encontrado es una gran cantidad de sermones y cartas pseudo-agustinianas, que impresionantemente casi duplican el número de las reales. Estas se fueron creando durante varias épocas. De todas formas afirmar que una carta u otra sea de Agustín es verdaderamente una odisea. Por tanto en los recientes descubrimientos, se ha querido dar un orden y clasificar por familias, en donde el 1ra son las colecciones antiguas o africanas, la 2da las colecciones arlesianas y el 3ra corresponde a los hechos en la edad media.

12. Recursos para los especialistas
Para poder hacer un buen estudio de los textos agustinos, estos se pueden encontrar en las principales universidades eclesiásticas y locales, bibliotecas nacionales de Europa y en algunos lugares de Norteamérica. Otra forma de mantener los manuscritos es fotografiando los mismos desde los lugares de origen, como lo hacen en la universidad de Minnesota. También en Viena realizan catálogos y en ellos contenidos los manuscritos e información de estos. La actual e innovadora forma de conservar los textos del Santo es por la vía electrónica. La literatura se almacena en CD-ROM, en USB y en todas las demás asistencias proporcionadas.

Respecto a la Ciudad de Dios

Fecha: 24 de abril de 2009

Respecto a la Ciudad de Dios

¿Por qué la escribió?
“En esta obra que va dirigida a ti, Marcelino hijo queridísimo, pretendo describir la gloriosísima ciudad de Dios, así la que vive y se sustenta con la fe en este curso y mudanza de los tiempos, mientras peregrina entre los pecadores, como la que está ya en aquella estabilidad del descanso eterno… pretendo, digo, defenderla contra los que anteponen y prefieren sus falsos dioses al Señor y autor de ella; grande y difícil trabajo, pero cuento con la ayuda de Dios.”
[1]

De civitate Dei es un libro enteramente apologético, quizá la obra más grande en defensa de la Iglesia para su tiempo. Roma estaba siendo invadida por los bárbaros, lo cual era una desgracia para el pueblo; así pues, los habitantes de ella que aún eran paganos, yendo en contra de la religión oficializada en el imperio, la cristiana, empezaron a atestiguar falsedades e injurias contra ella, decían que todos aquellos infortunios sucedían por culpa de la religión católica, ya que no permitía la adoración de los dioses gentiles. El principal objetivo de San Agustín era demostrar que la culpa de estas adversidades no la tenía Dios, sino que era meramente nuestra, puesto que los asuntos terrenales se solucionan aquí en la tierra y luego de esta vida el hombre se tendrá que ver con las dificultades que tenga para entrar a la Ciudad de Dios, la Jerusalén Celeste, el Cielo de la salvación. Esta fue una causa defendida por Flavio Marcelino, un Obispo de Hipona, y amigo de Agustín, que se inmiscuyó en la discusión entre católicos y donatistas, que se dio en la ciudad de Cartago en el año 411.

Estructura del libro de la Cuidad de Dios.
Agustín tuvo tiempo además de redactar sus obras, también para escribir en sus retractaciones un orden de sus obras y de los 22 libros que componen el trabajo magno de Civitate Dei. Nos cuenta el grandioso autor que los cinco primeros libros desmienten a las personas que desean que las cosas humanas salgan adelante, atestiguando que es necesario retornar a la adoración de ídolos paganos; por esta misma línea, los cinco siguientes hablan contra esos que dicen que tales males ni han faltado ni faltarán nunca a los mortales, y los consecutivos doce libros narran relativamente a nuestra doctrina, partiendo del hecho del origen de las dos ciudades, la del mundo y la de Dios.

Reflexión del libro XI, capítulos XXIII al XXV
Empezaremos citando el capitulo XXIV, con el que Nuestro Padre Agustín comenta el principio de la creación. Como bien nos cuenta la Sagrada Escritura: “en el principio estaba la Palabra y la Palabra era Dios y la Palabra estaba en Dios” Jn 1,1. Por tanto, tomaremos como Agustín, de que estaba como principio único Dios Padre Creador y engendró a Su Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, redentor del mundo y Palabra eterna del Todo Poderoso. Así pues, el Hijo tomó la Substancia y Naturaleza divina del Padre.

Aurelio Agustín se plantea luego una cuestión fundamental sobre unicidad entre el Padre y el Hijo; primero refiriéndose a la bondad que ambos compartían, posteriormente sobre su santidad y finalmente el Espíritu que les era concerniente a los Dos. De allí que diga que Dios, Suprema bondad, es Padre e Hijo que mantienen una filial unión en el Espíritu Santo, el cual procede de los Dos, y no del Padre por el hijo como lo entienden en la ortodoxia.

El Dios Uno y Trino, establece la creación y ve Él que todo era bueno; pero cuando llega al hombre, que de hecho lo erigió como la mayor de sus obras, pues lo hizo a su imagen y semejanza, no se dice: “y vio dios que era bueno”. Es un contraste que da pié para pensar que el hombre fue una criatura indeseada por Dios.

Con relación a estos pasajes encontramos dos grandes autores, por un lado un gran eclesiástico de nuestra muy amada Iglesia, Orígenes, y por el otro, a un excelentísimo filósofo, Platón. En torno a ellos dirigiré mi atención, ahora que nos devolvemos al XXIII capítulo, para dar a entender lo que nuestro Glorioso Padre San Agustín nos quería mostrar. El mismo texto nos comenta por su parte, los errores que Orígenes había cometido al quererse referir al cuerpo como una cárcel para el alma, pretendiendo dar a entender que entre más hubo pecado, mayor sería el tamaño de su organismo, pues tendría que albergar mayor delito; por tanto el demonio tendría el tamaño del sol por su gran caída.

Esto nos recuerda entonces, una de las ideas propias de Platón, él concebía al hombre como una ser con un alma enjaulada en su propio cuerpo, que resultaron así por castigo divino. San Agustín continuó haciendo mucho reparo en esta cuestión del error que cometió el gran literato católico, Orígenes, de quien se extrañaba y lamentaba no haber corregido a tiempo.

Ahora bien, en cuanto a Platón y los filósofos posteriores a él, pasando al capítulo XXV, Nuestro Padre Agustín nos señala la forma en la cual dividieron la filosofía, en tres grandes grupos la física, la lógica y la ética, formas que no se podrían concebir si no es con la presencia natural, racional y el modo de la práctica. Tendremos como presente que el hombre no comprende el estado celestial del Señor, e indagará por la verdad hasta descubrirla en Él. Así pues, la forma de llegar el hombre a la verdad (recordando que la Filosofía es aquella búsqueda incansable de la misma) se consigue en tres maneras, tal cual se muestra Dios trinitario, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Bibliografía

San Agustín de Hipona. Obras completas “La Ciudad de Dios”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 2000. P., 14.
San Agustín de Hipona. Obras completas “Las Retractaciones”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 1985.
[1] San Agustín, Obras completas “La Ciudad de Dios”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 2000. P., 14.

De nuestro Padre San Agustín y sus confesiones

17 de abril de 2009

De nuestro Padre San Agustín y sus confesiones

1. La importancia de San Agustín de Hipona
Oh ¿qué diremos de ti grande y magno padre San Aurelio Agustín de Hipona, obispo y uno de los padres latinos de nuestra Iglesia? Solo cuando se escucha pronunciar este nombre, a nosotros se nos produce un sentimiento de respeto y orgullo por tener como padre a este santo. Bien decían por ahí… Agustín de Hipona es el más sabio entre los santos y el santo de los sabios.

Este es el hombre del corazón inquieto por la presencia de Dios. Él es el Cardioforo el doctor de los corazones. El santo pedido por los jóvenes hoy día, y no precisamente por que se encomiende en sus oraciones, puesto que, de hecho, los muchachos ya ni oran, pero sí sus madres piden su intercesión ante Dios para que les conceda e milagrito de traerlos por la línea correcta; además a esto, es el santo hoy requerido para el estudio por su gran documentación, podríamos ver que en cualquier trabajo de universidad sobre la Iglesia o cualquier tema mundano, allí está Agustín para iluminar nuestro camino.

Pero ¿Por qué es tan cotizado nuestro Padre? ¿Qué lo hace tan grande? Con las palabras puestas en un trabajo como éste, nos quedamos cortos argumentando las razones por las cuales San Agustín es tan reconocido. Concerniente a él diremos que se ha escrito en cantidades y cada día son más los libros, artículos y tesis que se publican. Un hombre tan sobre saliente como el Santo Doctor de Hipona es fuente de inspiración para muchos hombres dedicados a la investigación y a las ciencias tanto religiosas como profanas.

En la vida religiosa, Agustín, es el guía y el inspirador de muchos hombres y de mujeres, de antes y de hoy, que dedican sus vidas al servicio de Dios y de la Iglesia apropiándose del espíritu y de la experiencia de Dios vivida por él y expresada en sus numerosos escritos.
[1] Estas son las palabras explícitas de nuestro querido prior provincial el primero de diciembre de 1997, el padre Juan N. Betancourt O.S.A.

San Agustín no es un simple doctor de la Iglesia, es el autor cristiano más extenso de todos lo tiempos, ha escrito más que cualquier otro santo, bien lo decía San Posidio acerca de él, que era la persona que más había visto escribir, que era constatarte y perseverante. Además de esto su elocuencia y exquisitez para escribir hacen de él un literato no meramente para la iglesia, sino un profesor de gramática para el mundo entero, y no tan solo de gramática, sino de diversas facultades del pensamiento, ya que los temas que trató eran tan variados y tan diversos que lograríamos decir: ¡hay Agustín para todos los gustos!

2. La importancia de las confesiones
De las tantas obras que escribió San Agustín para el mundo, está una muy especial, y quizá la más reconocida, que es las confesiones, es un libro autobiográfico, apologético y discursivo sobre la misericordia divina. Pero este es un texto que difícilmente se cercaría dentro de la literatura cristiana, sino que trasciende de ella para adentrarse en las mentes de católicos, protestantes, hombres de otras religiones, escépticos, ateos y en fin, de todo tipo de hombre que pueda haber y habido sobre la faz de la tierra. A todos nos toca un poco y nos hace recordar alguna parte de nuestra vida, nos hace sentir tímidos frente a la presencia de Dios.

Los autores de la opera omnia de la BAC de San Agustín, se atreven a decir que es el libro más bello y encantador, más emocionante y sugestivo, después de la Sagrada Biblia.
[2] Es un libro magnifico que lo han consultado desde el más sabio hasta el más ignorante de las personas. Dice el mismo Agustín en el libro de las Retractaciones: “sé que mis Confesiones han agradado y agradan mucho a muchos de mis hermanos” y en De dono perseverrantiae: ¿Qué libro hay de los míos que sea más frecuente y con más deleite leído que el de mis Confesiones? Es así que ratifica la posición que hoy día tiene en nuestra sociedad esta obra de trece libros que escribió nuestro padre hacia el año 400 aproximadamente, es decir quince años después de lo mayormente sucedido y contado.

En las Confesiones de San Agustín, por el contrario (a las Confesiones de Rousseau) hay un aliento de vida, una llama de amor que prende en las almas, y las arrebata y enamora, y las eleva y las dignifica, y las transforma y aproxima a Dios. Ningún libro del Santo Doctor levanta tanto- como él mismo nos dice- el alma y el corazón hacia Dios como este de sus Confesiones.
[3]

De trasfondo este libro tiene el objetivo de mostrar la misericordia de Dios, de cómo transforma a un hombre de la raíz hasta la punta. ¿Quién se atrevería a comentar todos sus pecados a los cuatro vientos para solo mostrar las maravillas que el Señor ha hecho en él? Pues San Agustín lo hizo, y a ejemplo de éste, lo ha hecho san Alonso de Orosco. Verdaderamente San Agustín es un genio de la vida.

3. Capítulo IV del libro X
San Agustín quiere con este capítulo IV del libro X manifestarles a muchas personas la gracia de Dios que actuó en él y que esto lo hace con el ánimo fraterno, no el extraño, que es la boca que habla de la vanidad y que su diestra es la diestra de la iniquidad. En cambio, el fraterno, que es cuando aprueba algo en él y se goza en él, es el que Agustín usa.

Cuando él dice: manifestarse, se refiere a que en nosotros debemos respirar el bien y suspirar los males, ya que los bienes son obras y dones de Dios y los males son fruto de nuestros pecados.


BIBLIOGRAFÍA
· Biblioteca de Autores Cristianos. Obras de San Agustín. Tomo segundo. Introducción a la filosofía de San Agustín – las confesiones. Editorial Católica, Madrid, 1956, p., 249-251
· Sajonia, Beato Jordán, O.S.A. Vida de San Agustín Obispo de Hipona. Ediciones Antropos. Santafé de Bogotá, 1998, p., 7.
[1] Sajonia, Beato Jordán, O.S.A. Vida de San Agustín Obispo de Hipona. Ediciones Antropos. Santafé de Bogotá, 1998, p., 7.
[2] Biblioteca de Autores Cristianos. Obras de San Agustín. Tomo segundo. Introducción a la filosofía de San Agustín – las confesiones. Editorial Católica, Madrid, 1956, p., 249.
[3] Ibíd. P., 251.

Del dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá.

Fecha: 18 de mayo de 2009

Tema: Del dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá.

Posiciones personales
Me pongo primero en las manos del Señor, para no decir ni cometer una barbaridad en este ensayo. Son asuntos delicados de manejar y considero que es muy complejo abordar este tema en tan pocas páginas; además, esto es una cuestión que me apasiona mucho, pues tengo como objetivo en la vida religiosa y sacerdotal, entregar fuerzas por la causa de la unidad de la Iglesia.

Ahora bien, considero que el Padre Francisco Padilla fue un gran amante y defensor de nuestro muy querido Catolicismo. Siento en sus palabras confianza y certeza de que está diciendo la verdad, aún si no estuviera en este entorno cristiano. La forma de escribir encanta y adentra en medio de un mar de cuestiones diversas y posiciones que se adoptaron para tal lapso, de la Iglesia contra las sectas.

Considero que el punto de vista de este fraile agustino es muy seguro y convencido, pero al tiempo fuerte y sofocante, en cuanto a la tolerancia. Más no voy a decir de él, puesto que mi posición frente a este tema es un poco distinta y entraría a hacer una crítica severa a este texto. Sencillamente me dedicaré a presentar mi opinión con base a la paciencia de la Iglesia con relación al mundo cristiano sublevado.

Un recuento de la tolerancia de la Iglesia
Tolerar o no tolerar, esa en la cuestión en este escrito. La historia de la Iglesia se ha visto envuelta en una polémica durante siglos; pasando por las primeras represarías tomadas por San Pablo con aquellos que daban una equívoca versión de la verdad; luego podríamos continuar con las herejías de los siglos siguientes a la Iglesia primitiva, y en este lapso, rescatar la figura de Nuestro Gran Padre Agustín, quien luchó con firmeza por el respeto por la verdadera Iglesia cristiana.

Posteriormente apareció como signo luminoso y luego corrompido en el camino peregrino del Reino de Dios, La Santa Inquisición, un organismo dirigido por la Orden Dominica, que en principio empezó como un ente de observancia de la vida en general del cristianismo y que luego fue tomando fuerza y confianza, al punto que ya creía ser la dueña de la libertad del credo de las gentes, tanto que el que renegase, no confesase la fe católica, o practicase un error dogmático, sería castigado severamente hasta que se arrepintiese o de lo contrario muriese.

En los siglos pasados, la posición de a Iglesia era radical con relación a cualquier tipo de falta, quizá lo vemos en el dialogo sobre la tolerancia del Padre Padilla, Agustino. Él como buen cura de su época, se mostraba como un roble maduro e inquebrantable en su defensa de la única fe verdadera y en contra de los sectarismos.

Hoy el catolicismo es muy claro en su ecumenismo con las otras Iglesia cristianas, no con las pequeñas, pero si con las grandes y antiguas. Podríamos llamar a lista a los luteranos, anglicanos, calvinistas, ortodoxos e Iglesias de oriente, mas no a los testigos de Jehová, los presbiterianos, baptistas, mormones o a los de Iglesias evangélicas y pentecostales como creciendo en Gracia, misión carismática internacional, Iglesia de Dios, rey de reyes, oración fuerte al Espíritu Santo, etc., mucho menos con las de new generation y a las más pequeñas que están saliendo al mercado.

No la posición de toda la Iglesia, pero si la mía
Me contento con decir: “ten piedad del criminal, pero detesta su crimen. El combatir el crimen y el querer librar al criminal no es atarse con lazos de iniquidad, sino de humanidad”. Epist. 133,2.
[1] De nuestro padre San Agustín; de lo cual digo que hemos nosotros de conseguir a las personas que se encuentran en sectas cristianas, para que salgan de las tinieblas de la mentira que el diablo propició sobre cada uno de ellos.

Pero ¿Cómo lograrlo? No existe una formula mágica que haga que cada uno de los hermano separados vuelvan a casa, pero estoy seguro que con amor esto se puede lograr, no quedándonos dormidos, sin mover un dedo y esperando que la misma gente se de cuenta de su error, porque de pronto cuando queramos convertir a uno de estos, ya sea demasiado tarde y será un alma más que no ganamos para el Señor en su verdadera grey y cabe aclara que es posible que se convierta en otro ser que tenga las puertas abiertas del castigo eterno.

Cristo nos exhorta a que procuráramos la Salvación para todo el mundo. Este es el linaje escogido por Él y cada cuando una oveja se descarría, le duele a Él que los pastores que instituyo con sus propias manos, no hagan nada por volverla a encontrarla. El Señor Jesús nos dijo: “ama a tu Prójimo como a ti mismo”, y ¿quién es el Prójimo? es el hermano, y ¿Quién es el Hermano, no siendo únicamente de sangre? Pues es sencilla la respuesta que se nos ofrece: “el prójimo, el hermano, es el necesitad de nosotros”.
[2]

Entonces podemos decir con certeza que aquellos que protestan contra la fe católica, son verdaderamente nuestros hermanos, pues están necesitados de la verdad que solo la obtienen de Cristo por medio de nosotros. Ahora sí planteo la primera parte de mi tesis, tolerar a los hermanos separados…
Es aquí donde reparo de nuevo en san Agustín que dice: “El médico no ama al enfermo a no ser que odie su enfermedad. Para librarle de la fiebre, busca y combate su causa. Sé como un buen médico al tratar con tus amigos. Si los amas como es debido odia a sus vicios”. Serm. 49, 6,6.
[3] Continúo señalando que a lo que hay que detestar con todas las fuerzas del alma es a la mentira, la directa enemiga de la verdad y la verdad que es Cristo; por esa razón no hemos de dejar a la gente en medio de la ignorancia del diablo, sino que tenemos que luchar por conseguir su bien eterno. Así completo mi tesis diciendo: tolerar a los hermanos separados, mas no la causa de su desunión. Algo de lo cual aplaudo al padre Padilla, por su gran fervor por combatir ese pecado.

Datos del libro
De todas maneras, pienso que esta obra del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. es verdaderamente un discurso de defensa de la Santa Madre Iglesia, es digna de ser leída por todos los curas de nuestros tiempos y quizá de laicos que puedan entender esta compleja perspectiva de ver la tolerancia. Bien dice la Palabra de Dios: “el Celo de Tu Casa me devora, y si te insultan sufro el insulto” Sal 69,10. El dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá, escrito en primera persona, es un artículo que nos muestra el compromiso filial tan fuerte de este padre con su Iglesia; podemos ver cómo era la forma de proceder del clericato en tal época y en especial del presbítero Padilla. Fue ciertamente un hombre de corazón ardiente como San Agustín, de quien yo creo, heredó la valentía de mostrar la verdad e irradiar su custodia.

Evidentemente, el dialogo fue dirigido a un feligrés, pero esto lo vemos claro por su titulo, y lo que nos está queriendo decir el Padre es que va dirigida a cualquier laico de Bojacá, pero es posible que sea también a todo laico de su tiempo. Él quiso hacer visible la falsedad que decía la gaceta caraqueña acerca de la tolerancia poco rígida para con las mentiras que se propagaban con relación al verdadero cristianismo. Esta fue una época difícil, puesto que en Norteamérica se empezaron a dar nuevas formas de interpretación de la Palabra sagrada y esto conllevó a división y cismas infructuosos.

Conclusión
La causa y el objetivo son tan buenos, que es lo que me deja más interesado en este texto, ya que siendo la defensa eclesiástica algo que a mí me mueve, es grato encontrar que no todos los curas son o han sido, uno dormilones al momento de proteger la unidad y la verdad en Cristo. A pesar de que no comparto algunas de sus justificaciones de él, considero que merece honores al querer aclarar al pueblo ante el engaño.

BIBLIOGRAFÍA

· Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p., 26.
Galilea, Segundo. El seguimiento de Cristo. Ediciones paulinas Santa Fe de Bogotá, 1981, p., 35.
Biblia de Jerusalén. Edición española. Desclée de brouwer, Bilbao, 1998.
Recopilador: Saavedra, Mauricio Fray. Escritos del Padre Padilla O.S.A. Volumen IV: Escritos publicados, Tomo II. Bogotá D.C., 2003.
[1] Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p., 26.
[2] Galilea, Segundo. El seguimiento de Cristo. Ediciones paulinas Santa Fe de Bogotá, 1981, p., 35.
[3] Opcit. p., 25.

El Padre Padilla como erudito patriota y revolucionario



Fecha: 27 de Abril de 2009

Tema: El Padre Padilla como erudito patriota y revolucionario
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Padilla, luz de la libertad
Como ya lo habíamos expresado, la independencia de Colombia se refería también a una propia revolución clerical, en donde el sentimiento y espíritu de libertad se apoderó de los corazones de los presbíteros de Nueva Granada.

Entre todas las fuerzas causantes de la emancipación de nuestra nación, era de renombre la comunidad de los padres agustinos por su entrega y compromiso. Pero aún con más luminosidad, aparece la figura del muy querido P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A., que como bien sabemos se esforzó por cumplir su objetivo de ver a una nación libre y cristiana. Veremos ahora el matiz que dio este padre a la independencia del país.

Ideología del padre Padilla
Había venido a nuestras tierras el visitador español, Fr. Juan Bautista Gonzales OESA., quien hizo un daño terrible a nuestra provincia y en general a las comunidades de la Iglesia; pero de todas formas, dejó un buen comentario acerca del padre Padilla, que era él la mente más brillante que había conocido; pero ¿Por qué lo dijo?
Figura 1. Tomada del recreo común del 25 de Abril de 2009 en el convento San Alonso de Orozco de Chía.
Representación de P. Fr. Diego Francisco Padilla OESA. Por el Hno. Andrés Felipe Romero.
Nosotros podemos descubrir un poco la mente de este Padre, según sus escritos y los legados nacionales que nos ha dejado. Fue un hombre brillante, muy inteligente y elocuente, tanto como para que le Papa VI por un discurso en latín, le ofreciera ser mitrado; pero encontramos que es un humilde siervo del Señor, pues con respeto le rechazó.

Este texto lo centraremos en el celo del P. Padilla por la libertad. En verdad que él solo quería ver pueblos libres; notamos que desde nuestra patria, él quiso colaborar y dar estrategias para lograr la independencia de la nación; pero recordemos que el objetivo no era liberarse del rey Fernando VII, sino de la opresión del virreinato; de hecho, querían los criollos traer al monarca para que gobernase desde aquí. Así pues, este padre, pretendía que cada nación viviera libre, autónoma y soberanamente, bajo sus propios criterios y gobiernos patrios, no extranjeros; por eso aún cuando sentía tanto amor por España, prefería que su país permaneciera sin rey.

Yendo por esta misma línea, cuando se encontraba preso en España por la causa de la libertad, procuró también lanzar llamados a la gente para que volvieran a la obediencia de su verdadero rey y no al invasor, José Bonaparte, hermano del Emperador Napoleón. Es de esta forma en la cual nos damos cuenta de que este cura no odiaba a los opresores españoles en Nueva Granada, ni a los franceses en España, sino que pretendía que cada cual viviera bien en su sitio de origen, mandándose a sí mismos para llegar a la prosperidad tan anhelada. De hecho el padre Padilla[…] tuvo valor para exhortar a los soldados (en el cautiverio) con el fin de[…] la clemencia con el enemigo.
[2]

3. La obra del Párroco de Bojacá
Diría uno en nuestro tiempo: « ¿Qué hace un padre perdiendo el tiempo, buscando la independencia del país? Eso dejémoselo a los lideres, mas no un cura. » Curiosamente encontramos que fray Padilla OESA., fue enteramente un prócer en nuestra historia, que amargamente ha sido olvidado hoy por los hombres libertos en esta época, quienes eran su sueño; quizá lo dejaron de lado porque fue un clérigo y por tanto perteneciente a la Iglesia, y como para muchos, la Iglesia es sinónimo de poder absolutista que somete al pueblo para robar sus pertenencias, entonces se generaliza y tienden a decir: «los curas nunca participaron de la independencia». Esto lo digo porque fui un joven sumergido bajo el influjo de este tipo de comentarios.

Ahora bien, ¿qué ha hecho entonces nuestro caudillo de los feligreses? Empezaremos diciendo que su mayor acierto fue ponerse en la tarea haber escrito, para que hubiera quedado artículo su pensamiento y de esta forma no existiera un plagio de lo que fue el impulso verdadero de la Iglesia en esos tiempos tan dificultosos que le tocó vivir. Gracias a él y muchos más clérigos que se dedicaron a la escritura por la libertad, es que actualmente sabemos que gran parte del Santo magisterio de la Iglesia, dedicó tiempo y fuerzas de sus vidas por esta causa tan noble.

El P. Padilla redactó el 20 de Julio de 1810 el correspondiente manifiesto revolucionario, llamado: Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a resumir los derechos de soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno e instalar una suprema junta bajo la denominación y nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y cualquier otra representación.
[3] Éste es un articulo muy citado dentro del texto: El P. Diego F. Padilla y su manifiesto revolucionario, editado por el P. Fernando Campo del Pozo, OSA., en donde como su nombre lo indica, mantiene presente la influencia de este documento para indagar en la persona del P. Padilla, consideran que en este se ve claro el ideal sobre la libertad de la nación naciente.

Por otra parte se nos muestra el Padre Diego Padilla como Tomás de Montalbán y Fonseca, un personaje ficticio, tomado por él como identidad falsa para poder dar sus veredictos en los folletos que publicaría en 1812 en Bojacá, El Montalbán y Necesidad del congreso en donde protegía a las ordenes religiosas y continuaba animando en la fuerza de independencia cristianizada entre las masas. Ya antes había hecho el Sabatino, del Aviso al público un periódico inspirado propiamente por la libertad de la patria; allí expresaba el cura todos sus anhelos de ver el pueblo emancipado y prospero, viviendo en paz católicamente.

Finalmente diremos que este presbítero se encargó de editar la Traducción libre del tratado intitulado Economía Política. Posteriormente dejó el Dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá sobre el párrafo inserto en la Gaceta de Caracas del 19 de febrero de 1811, sobre la Tolerancia, conocido también como el “ensayo sobre la Tolerancia”. Por último, él redactó: El Espíritu Español o notas de un Americano sobre su papel en la Reforma de Regulares, un escrito que comenta la desligadura de provincias, dando paso a que de nuevo los ibéricos se apoderen de la zona (en tanto estaba en Quito como visitador) y llamando a la concordia para que no se diera en nuestras tierras lo que ocurría en España con la invasión francesa que estaba arrasando con cualquier luz de catolicismo.

Conclusión
Logro fundamental de P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. fue su nombramiento como vicepresidente de la Junta Suprema de Gobierno por el Colegio Electoral de Cundinamarca; quizá por su empeño independentista y por sus escritos valerosos para él país. Ese ardiente personaje, importante para la nación, pero por sobretodo para nuestra comunidad, es hoy figura de nuestro estudio y se merece nuestros aplausos, elogios y agradecimientos.

Aquella esperanza del P. Campo del Pozo expresada al fin del texto, a lo mejor ya tomó forma con el gran trabajo realizado por Fr. Mauricio Saavedra de reunir la obra de este ilustre P. Padilla; de allí partiremos para realizar los siguientes trabajos. ¡Muchas Gracias!

BIBLIOGRAFÍA

[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400 y 408.
[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400.

[2] Ibít. P., 408.
[3] Ibít. P., 400.

periodico Aviso Al Público







Hoja de Vida del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

Fecha: 27 de Abril de 2009

Tema: Hoja de Vida del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

Figura 1. P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. //

Perfil
trabajo en comunidad, soy entregado y ferviente por una causa justa, tengo facilidad de aprendizaje, soy elocuente e inteligente.

Datos Personales
NOMBRE P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.
FECHA DE NACIMIENTO 12 de noviembre de 1751
LUGAR DE NACIMIENTO Santafé de Bogotá, Virreinato de Nueva Granada
ESTADO CIVIL consagrado, religioso.
RESIDENCIA Parroquia San Lorenzo Bojacá
PAPÁ Alejo Padilla
MAMÁ Juana Francisco Rico
AMANTE De la virgen de la Regla (a quien entrego mi vida, para morir dignamente el 9 de Abril de 1829, a mis 77 años, 4 meses y 28 días).

formación académica Estudios superiores y Universitarios:
-Teología en el Colegio de San Miguel de Santafé.
-Titulo de Maestro en Sagrada Teología del convento de San Agustín de Santafé de Bogotá.
-Científico en Sagrada Escritura, en Santo Padres de la Iglesia (especialmente en San Agustín de Hipona), en concilios, en Teología Escolástica y en dogmática y moral.
-instruido en historia Sagrada y profana.

dioma Extranjero:
-Latín, Español, francés e italiano.

Desampeños:
-Lector de Gramática y Filosofía en el convento de San Agustín y la U. S. Nicolás de Bari en Santafé.
-Traductór de idiomas.
-escritor y crítico.
-magistral su práctica en la oratória.
-entregado a la Lectura y la oración.

Meritos, Galardones y logros
El Papa Pio VII me ofreció la ordenación episcopal por mi gran discurso frente a él en latín, aúnque me negé a este privilegio.
La Traducción libre del tratado intitulado Economía Política y la enciclopedia francesa las traduje y las traje al Virreinato de Nueva Granada.
Ayudé al General Antonio Nariño en la traducción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del frances al castellano.
Creé varias cátedras para la U. S. Nicolás de Bari.
Sinedo provincial, aumenté considerablemente el número de las misiones, las visitas de sedes de estudio y los conventos de la comunidad. Tambien fui celoso de la observancia regular.
El P. General de los padres Agustínos me encomendó reformar la Prov. De Quito, aunque no acepte por pura modestia.
Merecí obtener la censura y voto en opiniones a canonías y curatos del Arzobispado.
Colaboré en el proceso de la independencia de Colombia, de hecho Hice el manifiesto revolucionario y firmé el acta realizada el 20 de Julio de 1810.
Por causa de la independencia, me hice acreedor de un destierro, de ser aprisionado, pasar hambres y otras tantas angustias con entereza edificante.
Me dediqué ahora de viejo a la sanación de almas y ayuda al pueblo.
Fundé una escuelita en Bojacá en 1801 y reconstruí la Iglesia del lugar, puesto que se había derrumbado por un terremoto en 1827.

Experiencia Laboral
Profesé solemnemente como religioso de la Orden de San Agustín en 1770 y fui ordenado el 11 de noviembre de 1776 en la misma comunidad.
Docente en Teología y filosofía en la Universidad S. Nicolás de Bari. Posteriormente fui rector de la misma en 1788.
Maestro de novicios del convento de San Agustín de Santafé de Bogotá.
Prior Provincial en dos ocaciones de la Prov. Nuestra Señora de Gracia del Virreinato de Nueva Granada. Primero en 1792 y luego rector provincial en 1804.
Parroco de la Doctrina San Lorenzo de Bojacá durante más de veinte Años.
Visitador de los conventos de Villa de Leiva y Tunja, y Quito.
Perteneciente a la Suprema Junta de Gobierno en asuntos religiosos, luego elegido por el Colegio Electoral de Cundinamarca como vicepresidente.
Presidente del Congreso de las Provincias unidas.
Capellan de la campaña del del sur, al mando del General Antonio Nariño.

ublicaciones
Yo escribí primero que todos y trabajé sin interés personal sobre la felicidad de mi Patria.
Hice Importantes comunicados para el pueblo en general y varias cartas.
Publique el periodico conocido como el Sabatino, y en verdad: Aviso al público.
Realicé el Dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá, De tolerancia
Publiqué El Espíritu Español o notas de un Americano sobre su papel en la Reforma de Regulares, en Quito.
También dos importantes folletos edité: El Montalbán y Necesidad del congreso.

BIBLIOGRAFÍA
[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400 y 408.
Saavedra Monroy, Mauricio Fray OSA. Escritos del Padre Diego Francisco Padilla, O.S.A. Volumen: III Escritos inéditos. Monografía de Filosofía. Bogotá, 2003.