sábado, 23 de mayo de 2009

Respecto al libro segundo de los soliloquios


Fecha: 22 de mayo de 2009

Me comentaban de un gran hombre, sacerdote, que lo más santo es siempre, primero, entregarse al Señor; por eso… Dios Justo y Sabio, Tú que lo sabes todo y eres la Verdad, ilumina nuestro ser y nuestra mente, para que podamos descubrir tu grandeza ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

  1. Respecto al libro segundo de los soliloquios

Leyendo entre líneas de este magno texto, encontramos como afirmación prevalente del libro segundo de los Soliloquios, y como fundamento continuo de los primeros capítulos, el cuestionamiento de la inmortalidad; este es un tema que repite constantemente San Agustín junto a su Razón; es un contenido que se difunde en variados argumentos y al cual le da gran importancia nuestro Santo. 1.1. Capitulo I: De La inmortalidad del alma

Este capítulo me recordó la cierta ocasión en que me decían de un cura cercano, que antes de empezar cada trabajo, él se encomendaba a Dios con una sencilla oración; aquí, Agustín, hablando consigo mismo, empieza su reflexión pidiendo al Señor que lo ilumine y lo fortalezca para poderse conocer a sí mismo. De este argumento se vale su razón para interpelarlo referente a si en verdad existe o si es mera ilusión lo que él considera su existir.

El obispo de Hipona, medita acerca de la importancia de la vida y qué es lo más importante en ella. Entre preguntas y respuestas que se van dando a lo largo de la obra, él llega a sus propias conclusiones con relación al profundo amor que siente por la vida. Mediante este ejercicio, que opino es de interiorización, obtiene a afirmaciones cúlmenes, como que la vida vale por la sabiduría, pues confiesa que de ya acabar el conocimiento de la ciencia, perderá todo el sentido.

De manera sintética, el Santo Doctor de la Iglesia afirma lo siguiente: el hombre que permanece ignorante es miserable, ya que la ciencia perdura eternamente y nadie es desdichado por causa de la misma. “Se concluye que en el entendimiento se constituye la bienaventuranza”[1] y teniendo en claro que el que entiende, vive y el que vive, existe, entonces “probando que siempre hemos de vivir, se concluirá que seremos inmortales”[2], dice la razón, a lo cual Agustín está de acuerdo, pero queda con el vacio de no saber si el entendimiento perdura, desaparece, aumenta o disminuye en la eternidad.

1.2. Capitulo II: La Verdad es eterna

Las conclusiones de este capítulo segundo son cortas, pues corto es este texto, pero complejo es su contenido. Así pues, Agustín en medio de una tutela de juicios, descubre para nosotros la veracidad del ser en las cosas, que es siempre verdad, mientras permanezca su existir; de lo contrario, si la cosa muere para siempre, deja de ser verdad. De igual forma, las cosas no son verdad, en tanto que no exista la misma verdad; pero como dice la razón, y Agustín en acuerdo, al final de esta parte: Luego [de todas las afirmaciones] de ningún modo puede morir la verdad[3], ella siempre permanece y es inmutable por la eternidad.

1.3. Capitulo III: Si habrá siempre falsedad y percepción sensible, sigue que nunca dejará de existir algún alma.

De un dialogo largo y tendido, a solas de San Agustín y su Razón, que comenzó con la cuestión ¿cuál de los dos sentirá, el alma o el cuerpo? Llega él a una serie de conclusiones muy valiosas, y que me causa curiosidad la forma tan elegante como termina diciendo la razón a manera de silogismos lo siguiente: “reconocido que no hay falsedad sin los sentidos y que siempre habrá falsedad; luego siempre habrá sentidos. Es así que no puede haber sentidos sin un alma senciente; luego el alma es inmortal, pues no puede sentir sin vivir. Vivirá, pues, siempre el alma”.[4]

Ya antes, San Agustín, tocaba el tema psicológico de que los sentidos nos pueden engañarnos; así pues, no podemos fiarnos enteramente de nuestros sentidos, sino siempre cuestionar nos acerca de la veracidad de los hechos hasta declarar que realmente es una verdad aquello que vemos, olemos, oímos, palpamos, gustamos o simplemente sentimos. Además podemos agregar la aserción que reza: R: ¿Y el entendimiento, no pertenece al alma? A: Sin duda alguna.[5] Es entonces que la verdad solo proviene del alma aún cuando por nuestras experiencias sensibles encontremos falsedad. Es por eso que se dice que, de nuestro interior emana la verdad y no del exterior.

  1. La tesis principal

Como ya antes lo expresaba, todos los tópicos se relacionan de forma particular, con el tema central de la inmortalidad y de la perpetuidad de las cosas. En San Agustín la felicidad será seguir descubriendo y cambiando constantemente; puesto que como él mismo lo expresa, soberbio es el hombre que cree ya haber culminado todo, ya que cada vez que uno se siente realizado, descubre que todavía falta más por superar.

Analizo en el texto, que es un transcurso de descubrimiento interior el que realiza nuestro padre, ya que procesualmente va encontrando que la alegría no es propiamente la vida, sino el júbilo de tener la sabiduría; de la misma forma, no es saber que existimos, sino que pensamos y que lo falso se suscita de las apariencias engañosas por su similitud y la verdad se da de los hechos bien meditados.

  1. Mi tesis

Es mucho lo que podemos considerar de este texto, pero es poco lo que podemos agregar a tan excelentes conclusiones.

¿Cuál será el sentido de la vida de un joven desahuciado que no piensa en pro de su bienestar? Quizá nosotros hemos topado muchachos de cortas edades, que en lo único que se preocupan es en sexo, alcohol, drogas, rumba, vanidad, dinero, satisfacción propia, poder, los intereses y en sí, el vicio del ego. Si esto fuese de toda la vida en una persona común y corriente, según las disposiciones de la Iglesia, ya este hombre al morir, habría sentenciado su vida al castigo eterno. Pero el problema es que para proceder la juventud en la actualidad no tiene sus ojos puestos en lo que propone la Iglesia, sino lo que manda su yo o el grupo o moda al cual está afiliado.

Ahora yo me pregunto ¿es que acaso no tiene en sus mentes algo para después de la muerte? O ¿es que piensan simple y llanamente que han de fenecer en la tierra y desaparecer su alma y su ser en general? Si este es el caso, entonces para qué esforzarse trabajando o matándose por conseguir el alimento de cada día, si igual vamos a fallecer y desaparecer por siempre. Cuál es el objetivo de estudiar arduamente o respetar las leyes dispuestas por el Estado y la sociedad, si igual no habrá después de la muerte terrena más futuro para vivir. Todo pierde el sentido, no existe la razón por la cual exigirse a sí mismo, pues ¿Para qué? ¿Qué gano con eso?

Solo así es como podemos entrar a cuestionar a un muchacho sobre el rumbo que está tomando su existir, preguntándole ¿para qué los religiosos y las personas de bien, nos exigimos perseverar en buena actitud? Y es porque nosotros, estamos esperando la recompensa celestial, aquello que nunca va a terminar y que siempre será constante, Cristo. Él es nuestra alegría y nuestro gozo, todo lo tenemos en Él, por Él y todo lo hacemos para Él. Ese es el verdadero católico, el que se entrega por conseguir la meta absoluta que es Nuestro Señor coronado en el Cielo. Amén.

N.P. San Agustín… Ruega por nosotros.

Bibliografía

  • San Agustín de Hipona. Obras completas “LOS SOLILOQUIOS”, tomo I. Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 1957. P., 547.
  • San Agustín de Hipona. Obras completas “Las Retractaciones”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 1985.

[1] San Agustín de Hipona. Obras completas “LOS SOLILOQUIOS”, tomo I. Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 1957. P., 547.

[2] Ibít. P., 547.

[3] Ibít. P., 549.

[4] Ibít. P., 553.

[5] Ibít. P., 551.

De la oración fúnebre del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

Fecha: 18 de Mayo de 2009

Tema: De la oración fúnebre del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

  1. El sentimiento que queda de la muerte

Murió PADILLA, el sabio, el religioso, el humilde, el benéfico, el paciente, el orador divino y elocuente, el Pastor de su grey.[1] A su paso por la vida, el Padre Fray Diego Padilla OESA., fue dejando semillas cultivadas en cada uno de los corazones, que con el paso del tiempo dieron frutos de paz, de amor, de servicio y de entrega. Por esta razón, que ya habíamos profundizado en trabajos anteriores, encontramos en la oración fúnebre ese gran aprecio que le sienten sus hermanos de comunidad y allegados.

Dentro del texto, en medio de las condolencias, hallo con mucha tristeza ese desconsuelo que siente la orden por la perdida de tan gran amigo, religioso, padre y personalidad. Pero veo con descontento, la falta de esperanza que se cierne sobre la muerte de el padre Padilla, ya que hablan de él como un ser ya perdido; creo de alguna forma que una falta de confianza en la misericordia divina. opino que dentro de un espíritu religioso en el que se vivía no debía haber tanta tristeza como la que percibí. Yo digo, bendito sea el Señor porque él ya estará descansando en la gloriosa paz del Cielo; de no ser así, nuestra tarea es seguir pidiendo por su alma, pero no con melancolía recordando el pasado, sino con la alegría de vivir y mejorar el presente.

  1. La Familia desolada [] de un hermano y un Padre sin segundo[2]

¿Quiénes eran su familia? Él procedía de una modesta cuna cachaca, que en la medida de lo posible, solo quedaría sus hermanos vivos para cuando él murió. Pero luego de consagrarse al Señor, su nueva familia sería la comunidad agustiniana de Colombia, de la Provincia de Nuestra Señora de Gracia, de la cual, él fue provincial dos veces.

Su dolor no se hiso esperar, y con nostálgicas palabras, expresaban su más sincero aprecio a tan grande “modelo de virtudes, de religiosos guía”[3], así sus hermanos en lo más profundo de su ser, decían a gritos: «Aleluya, Gloria a Ti Señor, Nuestro Dios, porque concediste a estos siervos tuyos, la grata alegría de poder conocer a este, tu humilde servidor, nuestro hermano fray Diego Padilla; a él que nos otorgó su vida, cuando todavía solo era de él. Oh Altísimo, te pedimos por la intercesión de N. P. San Agustín, lleves al cielo a este padre benemérito y que por los meritos de él mismo, procures la victoria y el gozo de su amada comunidad agustiniana».

Las anteriores son palabras que añado como mi oración fúnebre, luego de 190 años después de que el Padre Padilla haya fallecido. Creo que no solo sus hermanos religiosos de la época, se llenaron de gratitud con este fraile ilustre, sino que ahora nosotros podemos decir con gusto ¡GRACIAS!

Gracias por todo lo que con amor y entrega, tú, padre pachito hiciste por nosotros. Pienso que aquello que hiciste, hoy lo podemos ver reflejado en esta esplendorosa provincia que con elogios te dice: “hemos cumplido tu sueño de ser una comunidad que lucha por la libertad en medio de una nación católica”. A Dios, gracias por ti.

  1. Llora la grey á su Pastor querido[4]

Como bien nos lo comenta el texto, la gente siente su dolor como el propio. Es agradable notar entre los laicos de un pueblo, la identidad que siente con su pastor cada cuando es trasladado de lugar o cuando se muere. Yo creo que cundo sucumbió el P. Francisco Padilla, los feligreses que lo acompañaron durante su trayectoria presbiteral, sintieron una gran perdida en sus vidas.

Tan solo de pensar que para aquella época fue un hombre activo, elocuente, orador y muy convincente, lo más seguro es que haya sido un cura que movía masas. Además ¿Qué sacerdote escribe a su pueblo libros, periódicos y artículos tan de seguido y tan monumentales? Solo un loco de amor por el pueblo de Dios; por eso gente le devolvió con cariño lo que con esmero realizó él en ellos.

  1. Llora[] Su Patria á un hijo que formó su encanto[5]

Y… ¿cómo la nación no va a tener condolencias para con este reverendo? él fue prócer de la patria, y como tal, merecía un honor de parte del país, así como se lo hacen a los grandes personajes públicos que han dejado huella en nuestra patria; citando por ejemplo, el velorio que le concedieron a Rafael Escalona en el capitolio.

Pues bien, no sé si al padre Padilla le izaron el pabellón nacional, pero estoy seguro que lo merecía por su gran entrega a la libertad y a la independencia de esta República colombiana. Todavía cuando la plegaria fúnebre no comentara mucho acerca de este tema, doy por hecho que fray Agustín Fernández OESA., en estas cortas líneas quiso decir el verdadero sentimiento que debía profesar el Estado por la perdida de tan magno personaje nacional.

  1. Análisis de la oración

Esta plegaria fúnebre por el eterno descanso del M. R. P. Fr. Francisco Padilla O.E.S.A., fue hecha por la comunidad local del convento capitalino de los agustinos calzados de Colombia; pero difícil de descubrir quiénes eran, puesto que se dirigen en tercera persona. Al parecer, y con razón, su estado de ánimo no era el mejor, ya que entre líneas se notaba su tristeza de dejar a un hermano y amigo tan grande. Podemos decir que eran personas doctas, piadosas y muy religiosas, que amaban mucho al P. Padilla y que quedaron enteramente agradecidos por su vida.

Esta redacción se realizó el18 de mayo de 1829 con motivo del fallecimiento de Padilla el 9 de abril del mismo año; por tanto era dirigida al pueblo presente y de manera especial a él y a Dios. Ésta fue proclamada por el prior provincial de la época, examinador Sinodal del Arzobispado, el M. R. P. Maestro Fr. Agustín Fernández, OESA.

En este escrito, como en los anteriores, se maneja un lenguaje un poco diferente, quizá a los laicos de la época no haya sido nada difícil entender, pero ¿qué diremos de un feligrés de hoy día? yo creo que con la ignorancia religiosa que se vive actualmente, palabras tan sencillas como oráculo (que significa la respuesta que da Dios por sí mismo o por sus ministros, o sea, la Palabra del Señor), no sepan qué es o también, ignominioso que significa: causa de vergüenza pública.

  1. Conclusión

Todos estos elogios puestos en tu oración fúnebre, bien merecido los tenías Padre Padilla; evidentemente haz marcado huella en nuestras almas y corazones unidos en ruta a Dios. Asimismo, insisto, persisto y no desisto, el pueblo colombiano te debería dar cuantiosas gracias, pues somos quienes te debemos un poco de nuestra libertad.

¡Que Dios te tenga disfrutando ya de la salvación prometida. Descansa en Paz!

BIBLIOGRAFÍA

· Oración fúnebre: el convento de agustinos calzados de Bogotá. En las honras de N. M. R. P. maestro Fr. Diego francisco Padilla. Imprenta de Bruno Espinoza, Bogotá, 1829.


[1] Oración fúnebre: el convento de agustinos calzados de Bogotá. En las honras de N. M. R. P. maestro Fr. Diego francisco Padilla. Imprenta de Bruno Espinoza, Bogotá, 1829. Soneto 7.

[2] Ibít. Soneto 5.

[3] Ibít. Soneto 14.

[4] Ibít. Soneto 5.

[5] Ibít. Soneto 5.

sábado, 16 de mayo de 2009

Manuscritos. Tomado del Diccionario de San Agustín

Fecha: 12 de Marzo de 2009

Manuscritos. Tomado del Diccionario de San Agustín

1. El proceso de la actividad literaria
La forma en la cual San Agustín escribía sus textos no la conocemos completamente, pero con algunos de sus propios testimonios, descubrimos que posiblemente utilizó la manera más común de aquella época; suponía un taquígrafo (en nuestros tiempos una especia de secretaria), normalmente de la comunidad, quien se encargaba de colocar por escrito aquello que su maestro le iba diciendo. De todas maneras esta no fue la única forma de escribir, ya que se tiene algunos de las notas bíblicas propias de él. Se conocen además las obras que quedaron incompletas, muchas de ellas eran de su puño y letra, pero lamentablemente desistía de escribir y continuaba con otro libro. Imaginar que textos tan magnos como De civitate Dei o De Trinitate irían a quedar incompletos, hubiera sido un gran vacio en nuestra vasta biblioteca católica.

2. Publicación
Para la publicación primera de las obras de N. P. San Agustín, exigió un gran esfuerzo, tanto en dinero, como en mano de obra, ya que en aquella época la reproducción de un texto era muy complicada, pues no existían las actuales técnicas de difusión. Allí les tocaba a mano pasar cada libro en códices, hechos de pergaminos, un material animal muy costoso y de tintas minerales y vegetales. Gracias al capital del amigo Romaniano, es que Agustín pudo sacar sus innumerables obras al público, quienes podían adquirir una de esta en la biblioteca de Hipona. Tristemente con muchos de estos prestamos de libros, se perdieron originales; además, en aquella época no existían lo que hoy conocemos como derechos de autor, ya que cualquiera se hacía a su copia sin tener en cuanta al publicista. Los libros eran verdaderamente del pueblo. Gracias a Dios tenemos las retractaciones, un libro que define cuántas y cuáles son las obras con sus posteriores correcciones.

3. Florilegios y epítomes
Los florilegios son una especia de recopilación de pasajes de unos textos antiguos, en este caso de San Agustín, a quien se le hicieron muchísimos de estos; uno, diez años después de su fallecimiento, los excerpta de Vidente; otro muy posterior que es constituido como el florilegio antiguo más extenso e importante, los excerpta de Eugipio. Durante la edad media estos se fueron multiplicando impresionantemente. También existieron unos resúmenes de las obras de San Agustín, los famosos epítomes, que asimismo se extendieron por el viejo continente.

4. Tradiciones manuscritas
Los manuscritos hoy llegan a nuestras manos, no propiamente de San Agustín, luego que han ido desapareciendo; posiblemente hay uno que sí date de aquel entonces, el famoso manuscrito de San Petersburgo, conservado hoy con cuatro de sus obras. La trascripción de la hermosa literatura de Agustín no se hizo esperar y toda persona erudita quería tener en su biblioteca un libro del Santo. Así fue como la demanda de textos agustinianos empezó a crecer y los monasterios medievales se llenaron del impulsó de reescribir las sabias palabras. De hecho estos manuscritos fueron utilizados para las grandes universidades medievales. La difusión de obras durante el imperio carolingio fue tremenda, pues de hecho al emperador le gustaban.

5. Recepción
Ahora bien, durante todo el Medioevo se trascribía constantemente todos los escritos agustinos que se originan en los siglos IV y V. por tanto la sucesión fue como un teléfono roto, en donde poco a poco cada nueva copia que se hacía, iba tomando un carácter propio del tiempo, del contexto social, del lugar, del idioma a traducir y particularmente del autor mismo. Además para colmo de males, había en los Scriptorium monjes analfabetas que deformaban las letras y por ende el sentido del texto. Así, los textos que hoy día tenemos, quizá en la medida de lo posible, tengan un gran margen de error, ya que con el transcurrir de los años fue cambiando mucho la idea del autor, San Agustín.

6. Manuscritos iluminados
Se conservan aún gran cantidad de manuscritos agustinianos en varias bibliotecas en el mundo, en donde la mayoría atesora en sus páginas un hermoso dibujo o ilustración que es sinónimo de un manuscrito iluminado; es decir que contiene ilustraciones bellísimas de instantes de la vida del santo o momentos con la comunidad o escenas celestiales. En fin los manuscritos medievales tienen no solo en su interior, palabras y palabras, sino también un mundo de imágenes que les dan vida a los textos. Había entre los monjes, encargados, unos de hacer los dibujos y otros de la escritura.

7. La imprenta
Con la invención de l a imprenta, la preservación de los textos agustinos fue mucho más grande. Pues por un lado ya no había que hacer la terrible técnica del palimpsesto y por otro la reproducción era mucho más extensa. De hecho para del siglo XV cuando se empezó el auge de esta maquina, los textos de San Agustín eran comercializados de primera mano; a estos libros pioneros (hasta 1500) en las técnicas se les conoce como incunabulum; el primero de los agustinos impreso fue De civitate Dei en 1456. Luego de éste vinieron muchas más miles de obras. De hecho en siglos posteriores comenzó en apogeo la publicación de las obras completas de nuestro Santo padre, en quien muchas casas de imprenta se decidieron a hacer enormes compendios. Uno muy conocido es el realizado por la comunidad de Maurini, en donde se comenzó con un proyecto ambicioso de abarcar la literatura agustiniana de un solo tajo (aunque no se pudo terminar, pero dio pie para inspirar nuevas compendios históricos).

8. La edición crítica
En las nuevas ediciones de las obras de San Agustín se ha querido dar un paralelo estudioso, en donde con variantes textuales se quiere dar una mejor comprensión de lo que quiso decir nuestro autor. Son estas las ediciones críticas, que se encarga de juzgar cuál de las formas textuales de los antiguos manuscritos es la más correcta. La realización de una de estas obras críticas, lleva en sí, un proceso tedioso y científico que da como resultado un texto integro, que se asemeja mucho a lo dicho por Agustín. Lastimosamente hoy existen muy pocas ediciones críticas con base a los manuscritos agustinos. Es necesario que como muchas personas se dedican a diversos ministerios, se consagren otros tantos a realizar un estudio minucioso a estos textos.

9. Obras perdidas
Como ya antes lo habíamos expresado, muchas obras de nuestro padre se han ido perdiendo con el devenir; no son muchas, pero como sabemos, la literatura de este padre de la Iglesia es demasiado importante. No solo se dieron las perdidas posteriores en los monasterios del Medioevo, sino que así mismo nos lo expresa San Agustín en sus retractaciones que ya se habían extraviado varios de sus libros. De algunos hoy se tienen retazos y de ciertos sermones nada en absoluto.

10. El pseudo-Agustín
Antes de abandonar este mundo, Agustín nos quiso dejar una lista de sus obras en el libro tan importante de las retractaciones, que fue complementada con el Indiculus de San Posidio. Estos dos libros nos dejan claro cuales son propias de Agustín, pero resultó después una polémica sobre la autoría de otras tantas obras, en las cuales aparecía como verdadero escritor San Agustín. A estas se les conoce como Pseudo-agustinas; de ellas existen muchas y muy variadas; son de gran importancia, puesto que en algunos lugares se les da más relevancia a éstas que no a las originales. De estos libros hay unos que causan conmoción porque no pareciera haber concordancia con lo propuesto por el Santo, por ejemplo, en los textos anti heréticos.

11. Recientes descubrimientos
Más que descubrimientos de escritos históricos de San Agustín lo que en mayor grado se ha encontrado es una gran cantidad de sermones y cartas pseudo-agustinianas, que impresionantemente casi duplican el número de las reales. Estas se fueron creando durante varias épocas. De todas formas afirmar que una carta u otra sea de Agustín es verdaderamente una odisea. Por tanto en los recientes descubrimientos, se ha querido dar un orden y clasificar por familias, en donde el 1ra son las colecciones antiguas o africanas, la 2da las colecciones arlesianas y el 3ra corresponde a los hechos en la edad media.

12. Recursos para los especialistas
Para poder hacer un buen estudio de los textos agustinos, estos se pueden encontrar en las principales universidades eclesiásticas y locales, bibliotecas nacionales de Europa y en algunos lugares de Norteamérica. Otra forma de mantener los manuscritos es fotografiando los mismos desde los lugares de origen, como lo hacen en la universidad de Minnesota. También en Viena realizan catálogos y en ellos contenidos los manuscritos e información de estos. La actual e innovadora forma de conservar los textos del Santo es por la vía electrónica. La literatura se almacena en CD-ROM, en USB y en todas las demás asistencias proporcionadas.

Respecto a la Ciudad de Dios

Fecha: 24 de abril de 2009

Respecto a la Ciudad de Dios

¿Por qué la escribió?
“En esta obra que va dirigida a ti, Marcelino hijo queridísimo, pretendo describir la gloriosísima ciudad de Dios, así la que vive y se sustenta con la fe en este curso y mudanza de los tiempos, mientras peregrina entre los pecadores, como la que está ya en aquella estabilidad del descanso eterno… pretendo, digo, defenderla contra los que anteponen y prefieren sus falsos dioses al Señor y autor de ella; grande y difícil trabajo, pero cuento con la ayuda de Dios.”
[1]

De civitate Dei es un libro enteramente apologético, quizá la obra más grande en defensa de la Iglesia para su tiempo. Roma estaba siendo invadida por los bárbaros, lo cual era una desgracia para el pueblo; así pues, los habitantes de ella que aún eran paganos, yendo en contra de la religión oficializada en el imperio, la cristiana, empezaron a atestiguar falsedades e injurias contra ella, decían que todos aquellos infortunios sucedían por culpa de la religión católica, ya que no permitía la adoración de los dioses gentiles. El principal objetivo de San Agustín era demostrar que la culpa de estas adversidades no la tenía Dios, sino que era meramente nuestra, puesto que los asuntos terrenales se solucionan aquí en la tierra y luego de esta vida el hombre se tendrá que ver con las dificultades que tenga para entrar a la Ciudad de Dios, la Jerusalén Celeste, el Cielo de la salvación. Esta fue una causa defendida por Flavio Marcelino, un Obispo de Hipona, y amigo de Agustín, que se inmiscuyó en la discusión entre católicos y donatistas, que se dio en la ciudad de Cartago en el año 411.

Estructura del libro de la Cuidad de Dios.
Agustín tuvo tiempo además de redactar sus obras, también para escribir en sus retractaciones un orden de sus obras y de los 22 libros que componen el trabajo magno de Civitate Dei. Nos cuenta el grandioso autor que los cinco primeros libros desmienten a las personas que desean que las cosas humanas salgan adelante, atestiguando que es necesario retornar a la adoración de ídolos paganos; por esta misma línea, los cinco siguientes hablan contra esos que dicen que tales males ni han faltado ni faltarán nunca a los mortales, y los consecutivos doce libros narran relativamente a nuestra doctrina, partiendo del hecho del origen de las dos ciudades, la del mundo y la de Dios.

Reflexión del libro XI, capítulos XXIII al XXV
Empezaremos citando el capitulo XXIV, con el que Nuestro Padre Agustín comenta el principio de la creación. Como bien nos cuenta la Sagrada Escritura: “en el principio estaba la Palabra y la Palabra era Dios y la Palabra estaba en Dios” Jn 1,1. Por tanto, tomaremos como Agustín, de que estaba como principio único Dios Padre Creador y engendró a Su Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, redentor del mundo y Palabra eterna del Todo Poderoso. Así pues, el Hijo tomó la Substancia y Naturaleza divina del Padre.

Aurelio Agustín se plantea luego una cuestión fundamental sobre unicidad entre el Padre y el Hijo; primero refiriéndose a la bondad que ambos compartían, posteriormente sobre su santidad y finalmente el Espíritu que les era concerniente a los Dos. De allí que diga que Dios, Suprema bondad, es Padre e Hijo que mantienen una filial unión en el Espíritu Santo, el cual procede de los Dos, y no del Padre por el hijo como lo entienden en la ortodoxia.

El Dios Uno y Trino, establece la creación y ve Él que todo era bueno; pero cuando llega al hombre, que de hecho lo erigió como la mayor de sus obras, pues lo hizo a su imagen y semejanza, no se dice: “y vio dios que era bueno”. Es un contraste que da pié para pensar que el hombre fue una criatura indeseada por Dios.

Con relación a estos pasajes encontramos dos grandes autores, por un lado un gran eclesiástico de nuestra muy amada Iglesia, Orígenes, y por el otro, a un excelentísimo filósofo, Platón. En torno a ellos dirigiré mi atención, ahora que nos devolvemos al XXIII capítulo, para dar a entender lo que nuestro Glorioso Padre San Agustín nos quería mostrar. El mismo texto nos comenta por su parte, los errores que Orígenes había cometido al quererse referir al cuerpo como una cárcel para el alma, pretendiendo dar a entender que entre más hubo pecado, mayor sería el tamaño de su organismo, pues tendría que albergar mayor delito; por tanto el demonio tendría el tamaño del sol por su gran caída.

Esto nos recuerda entonces, una de las ideas propias de Platón, él concebía al hombre como una ser con un alma enjaulada en su propio cuerpo, que resultaron así por castigo divino. San Agustín continuó haciendo mucho reparo en esta cuestión del error que cometió el gran literato católico, Orígenes, de quien se extrañaba y lamentaba no haber corregido a tiempo.

Ahora bien, en cuanto a Platón y los filósofos posteriores a él, pasando al capítulo XXV, Nuestro Padre Agustín nos señala la forma en la cual dividieron la filosofía, en tres grandes grupos la física, la lógica y la ética, formas que no se podrían concebir si no es con la presencia natural, racional y el modo de la práctica. Tendremos como presente que el hombre no comprende el estado celestial del Señor, e indagará por la verdad hasta descubrirla en Él. Así pues, la forma de llegar el hombre a la verdad (recordando que la Filosofía es aquella búsqueda incansable de la misma) se consigue en tres maneras, tal cual se muestra Dios trinitario, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Bibliografía

San Agustín de Hipona. Obras completas “La Ciudad de Dios”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 2000. P., 14.
San Agustín de Hipona. Obras completas “Las Retractaciones”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 1985.
[1] San Agustín, Obras completas “La Ciudad de Dios”, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC, Madrid, 2000. P., 14.

De nuestro Padre San Agustín y sus confesiones

17 de abril de 2009

De nuestro Padre San Agustín y sus confesiones

1. La importancia de San Agustín de Hipona
Oh ¿qué diremos de ti grande y magno padre San Aurelio Agustín de Hipona, obispo y uno de los padres latinos de nuestra Iglesia? Solo cuando se escucha pronunciar este nombre, a nosotros se nos produce un sentimiento de respeto y orgullo por tener como padre a este santo. Bien decían por ahí… Agustín de Hipona es el más sabio entre los santos y el santo de los sabios.

Este es el hombre del corazón inquieto por la presencia de Dios. Él es el Cardioforo el doctor de los corazones. El santo pedido por los jóvenes hoy día, y no precisamente por que se encomiende en sus oraciones, puesto que, de hecho, los muchachos ya ni oran, pero sí sus madres piden su intercesión ante Dios para que les conceda e milagrito de traerlos por la línea correcta; además a esto, es el santo hoy requerido para el estudio por su gran documentación, podríamos ver que en cualquier trabajo de universidad sobre la Iglesia o cualquier tema mundano, allí está Agustín para iluminar nuestro camino.

Pero ¿Por qué es tan cotizado nuestro Padre? ¿Qué lo hace tan grande? Con las palabras puestas en un trabajo como éste, nos quedamos cortos argumentando las razones por las cuales San Agustín es tan reconocido. Concerniente a él diremos que se ha escrito en cantidades y cada día son más los libros, artículos y tesis que se publican. Un hombre tan sobre saliente como el Santo Doctor de Hipona es fuente de inspiración para muchos hombres dedicados a la investigación y a las ciencias tanto religiosas como profanas.

En la vida religiosa, Agustín, es el guía y el inspirador de muchos hombres y de mujeres, de antes y de hoy, que dedican sus vidas al servicio de Dios y de la Iglesia apropiándose del espíritu y de la experiencia de Dios vivida por él y expresada en sus numerosos escritos.
[1] Estas son las palabras explícitas de nuestro querido prior provincial el primero de diciembre de 1997, el padre Juan N. Betancourt O.S.A.

San Agustín no es un simple doctor de la Iglesia, es el autor cristiano más extenso de todos lo tiempos, ha escrito más que cualquier otro santo, bien lo decía San Posidio acerca de él, que era la persona que más había visto escribir, que era constatarte y perseverante. Además de esto su elocuencia y exquisitez para escribir hacen de él un literato no meramente para la iglesia, sino un profesor de gramática para el mundo entero, y no tan solo de gramática, sino de diversas facultades del pensamiento, ya que los temas que trató eran tan variados y tan diversos que lograríamos decir: ¡hay Agustín para todos los gustos!

2. La importancia de las confesiones
De las tantas obras que escribió San Agustín para el mundo, está una muy especial, y quizá la más reconocida, que es las confesiones, es un libro autobiográfico, apologético y discursivo sobre la misericordia divina. Pero este es un texto que difícilmente se cercaría dentro de la literatura cristiana, sino que trasciende de ella para adentrarse en las mentes de católicos, protestantes, hombres de otras religiones, escépticos, ateos y en fin, de todo tipo de hombre que pueda haber y habido sobre la faz de la tierra. A todos nos toca un poco y nos hace recordar alguna parte de nuestra vida, nos hace sentir tímidos frente a la presencia de Dios.

Los autores de la opera omnia de la BAC de San Agustín, se atreven a decir que es el libro más bello y encantador, más emocionante y sugestivo, después de la Sagrada Biblia.
[2] Es un libro magnifico que lo han consultado desde el más sabio hasta el más ignorante de las personas. Dice el mismo Agustín en el libro de las Retractaciones: “sé que mis Confesiones han agradado y agradan mucho a muchos de mis hermanos” y en De dono perseverrantiae: ¿Qué libro hay de los míos que sea más frecuente y con más deleite leído que el de mis Confesiones? Es así que ratifica la posición que hoy día tiene en nuestra sociedad esta obra de trece libros que escribió nuestro padre hacia el año 400 aproximadamente, es decir quince años después de lo mayormente sucedido y contado.

En las Confesiones de San Agustín, por el contrario (a las Confesiones de Rousseau) hay un aliento de vida, una llama de amor que prende en las almas, y las arrebata y enamora, y las eleva y las dignifica, y las transforma y aproxima a Dios. Ningún libro del Santo Doctor levanta tanto- como él mismo nos dice- el alma y el corazón hacia Dios como este de sus Confesiones.
[3]

De trasfondo este libro tiene el objetivo de mostrar la misericordia de Dios, de cómo transforma a un hombre de la raíz hasta la punta. ¿Quién se atrevería a comentar todos sus pecados a los cuatro vientos para solo mostrar las maravillas que el Señor ha hecho en él? Pues San Agustín lo hizo, y a ejemplo de éste, lo ha hecho san Alonso de Orosco. Verdaderamente San Agustín es un genio de la vida.

3. Capítulo IV del libro X
San Agustín quiere con este capítulo IV del libro X manifestarles a muchas personas la gracia de Dios que actuó en él y que esto lo hace con el ánimo fraterno, no el extraño, que es la boca que habla de la vanidad y que su diestra es la diestra de la iniquidad. En cambio, el fraterno, que es cuando aprueba algo en él y se goza en él, es el que Agustín usa.

Cuando él dice: manifestarse, se refiere a que en nosotros debemos respirar el bien y suspirar los males, ya que los bienes son obras y dones de Dios y los males son fruto de nuestros pecados.


BIBLIOGRAFÍA
· Biblioteca de Autores Cristianos. Obras de San Agustín. Tomo segundo. Introducción a la filosofía de San Agustín – las confesiones. Editorial Católica, Madrid, 1956, p., 249-251
· Sajonia, Beato Jordán, O.S.A. Vida de San Agustín Obispo de Hipona. Ediciones Antropos. Santafé de Bogotá, 1998, p., 7.
[1] Sajonia, Beato Jordán, O.S.A. Vida de San Agustín Obispo de Hipona. Ediciones Antropos. Santafé de Bogotá, 1998, p., 7.
[2] Biblioteca de Autores Cristianos. Obras de San Agustín. Tomo segundo. Introducción a la filosofía de San Agustín – las confesiones. Editorial Católica, Madrid, 1956, p., 249.
[3] Ibíd. P., 251.

Del dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá.

Fecha: 18 de mayo de 2009

Tema: Del dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá.

Posiciones personales
Me pongo primero en las manos del Señor, para no decir ni cometer una barbaridad en este ensayo. Son asuntos delicados de manejar y considero que es muy complejo abordar este tema en tan pocas páginas; además, esto es una cuestión que me apasiona mucho, pues tengo como objetivo en la vida religiosa y sacerdotal, entregar fuerzas por la causa de la unidad de la Iglesia.

Ahora bien, considero que el Padre Francisco Padilla fue un gran amante y defensor de nuestro muy querido Catolicismo. Siento en sus palabras confianza y certeza de que está diciendo la verdad, aún si no estuviera en este entorno cristiano. La forma de escribir encanta y adentra en medio de un mar de cuestiones diversas y posiciones que se adoptaron para tal lapso, de la Iglesia contra las sectas.

Considero que el punto de vista de este fraile agustino es muy seguro y convencido, pero al tiempo fuerte y sofocante, en cuanto a la tolerancia. Más no voy a decir de él, puesto que mi posición frente a este tema es un poco distinta y entraría a hacer una crítica severa a este texto. Sencillamente me dedicaré a presentar mi opinión con base a la paciencia de la Iglesia con relación al mundo cristiano sublevado.

Un recuento de la tolerancia de la Iglesia
Tolerar o no tolerar, esa en la cuestión en este escrito. La historia de la Iglesia se ha visto envuelta en una polémica durante siglos; pasando por las primeras represarías tomadas por San Pablo con aquellos que daban una equívoca versión de la verdad; luego podríamos continuar con las herejías de los siglos siguientes a la Iglesia primitiva, y en este lapso, rescatar la figura de Nuestro Gran Padre Agustín, quien luchó con firmeza por el respeto por la verdadera Iglesia cristiana.

Posteriormente apareció como signo luminoso y luego corrompido en el camino peregrino del Reino de Dios, La Santa Inquisición, un organismo dirigido por la Orden Dominica, que en principio empezó como un ente de observancia de la vida en general del cristianismo y que luego fue tomando fuerza y confianza, al punto que ya creía ser la dueña de la libertad del credo de las gentes, tanto que el que renegase, no confesase la fe católica, o practicase un error dogmático, sería castigado severamente hasta que se arrepintiese o de lo contrario muriese.

En los siglos pasados, la posición de a Iglesia era radical con relación a cualquier tipo de falta, quizá lo vemos en el dialogo sobre la tolerancia del Padre Padilla, Agustino. Él como buen cura de su época, se mostraba como un roble maduro e inquebrantable en su defensa de la única fe verdadera y en contra de los sectarismos.

Hoy el catolicismo es muy claro en su ecumenismo con las otras Iglesia cristianas, no con las pequeñas, pero si con las grandes y antiguas. Podríamos llamar a lista a los luteranos, anglicanos, calvinistas, ortodoxos e Iglesias de oriente, mas no a los testigos de Jehová, los presbiterianos, baptistas, mormones o a los de Iglesias evangélicas y pentecostales como creciendo en Gracia, misión carismática internacional, Iglesia de Dios, rey de reyes, oración fuerte al Espíritu Santo, etc., mucho menos con las de new generation y a las más pequeñas que están saliendo al mercado.

No la posición de toda la Iglesia, pero si la mía
Me contento con decir: “ten piedad del criminal, pero detesta su crimen. El combatir el crimen y el querer librar al criminal no es atarse con lazos de iniquidad, sino de humanidad”. Epist. 133,2.
[1] De nuestro padre San Agustín; de lo cual digo que hemos nosotros de conseguir a las personas que se encuentran en sectas cristianas, para que salgan de las tinieblas de la mentira que el diablo propició sobre cada uno de ellos.

Pero ¿Cómo lograrlo? No existe una formula mágica que haga que cada uno de los hermano separados vuelvan a casa, pero estoy seguro que con amor esto se puede lograr, no quedándonos dormidos, sin mover un dedo y esperando que la misma gente se de cuenta de su error, porque de pronto cuando queramos convertir a uno de estos, ya sea demasiado tarde y será un alma más que no ganamos para el Señor en su verdadera grey y cabe aclara que es posible que se convierta en otro ser que tenga las puertas abiertas del castigo eterno.

Cristo nos exhorta a que procuráramos la Salvación para todo el mundo. Este es el linaje escogido por Él y cada cuando una oveja se descarría, le duele a Él que los pastores que instituyo con sus propias manos, no hagan nada por volverla a encontrarla. El Señor Jesús nos dijo: “ama a tu Prójimo como a ti mismo”, y ¿quién es el Prójimo? es el hermano, y ¿Quién es el Hermano, no siendo únicamente de sangre? Pues es sencilla la respuesta que se nos ofrece: “el prójimo, el hermano, es el necesitad de nosotros”.
[2]

Entonces podemos decir con certeza que aquellos que protestan contra la fe católica, son verdaderamente nuestros hermanos, pues están necesitados de la verdad que solo la obtienen de Cristo por medio de nosotros. Ahora sí planteo la primera parte de mi tesis, tolerar a los hermanos separados…
Es aquí donde reparo de nuevo en san Agustín que dice: “El médico no ama al enfermo a no ser que odie su enfermedad. Para librarle de la fiebre, busca y combate su causa. Sé como un buen médico al tratar con tus amigos. Si los amas como es debido odia a sus vicios”. Serm. 49, 6,6.
[3] Continúo señalando que a lo que hay que detestar con todas las fuerzas del alma es a la mentira, la directa enemiga de la verdad y la verdad que es Cristo; por esa razón no hemos de dejar a la gente en medio de la ignorancia del diablo, sino que tenemos que luchar por conseguir su bien eterno. Así completo mi tesis diciendo: tolerar a los hermanos separados, mas no la causa de su desunión. Algo de lo cual aplaudo al padre Padilla, por su gran fervor por combatir ese pecado.

Datos del libro
De todas maneras, pienso que esta obra del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. es verdaderamente un discurso de defensa de la Santa Madre Iglesia, es digna de ser leída por todos los curas de nuestros tiempos y quizá de laicos que puedan entender esta compleja perspectiva de ver la tolerancia. Bien dice la Palabra de Dios: “el Celo de Tu Casa me devora, y si te insultan sufro el insulto” Sal 69,10. El dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá, escrito en primera persona, es un artículo que nos muestra el compromiso filial tan fuerte de este padre con su Iglesia; podemos ver cómo era la forma de proceder del clericato en tal época y en especial del presbítero Padilla. Fue ciertamente un hombre de corazón ardiente como San Agustín, de quien yo creo, heredó la valentía de mostrar la verdad e irradiar su custodia.

Evidentemente, el dialogo fue dirigido a un feligrés, pero esto lo vemos claro por su titulo, y lo que nos está queriendo decir el Padre es que va dirigida a cualquier laico de Bojacá, pero es posible que sea también a todo laico de su tiempo. Él quiso hacer visible la falsedad que decía la gaceta caraqueña acerca de la tolerancia poco rígida para con las mentiras que se propagaban con relación al verdadero cristianismo. Esta fue una época difícil, puesto que en Norteamérica se empezaron a dar nuevas formas de interpretación de la Palabra sagrada y esto conllevó a división y cismas infructuosos.

Conclusión
La causa y el objetivo son tan buenos, que es lo que me deja más interesado en este texto, ya que siendo la defensa eclesiástica algo que a mí me mueve, es grato encontrar que no todos los curas son o han sido, uno dormilones al momento de proteger la unidad y la verdad en Cristo. A pesar de que no comparto algunas de sus justificaciones de él, considero que merece honores al querer aclarar al pueblo ante el engaño.

BIBLIOGRAFÍA

· Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p., 26.
Galilea, Segundo. El seguimiento de Cristo. Ediciones paulinas Santa Fe de Bogotá, 1981, p., 35.
Biblia de Jerusalén. Edición española. Desclée de brouwer, Bilbao, 1998.
Recopilador: Saavedra, Mauricio Fray. Escritos del Padre Padilla O.S.A. Volumen IV: Escritos publicados, Tomo II. Bogotá D.C., 2003.
[1] Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p., 26.
[2] Galilea, Segundo. El seguimiento de Cristo. Ediciones paulinas Santa Fe de Bogotá, 1981, p., 35.
[3] Opcit. p., 25.

El Padre Padilla como erudito patriota y revolucionario



Fecha: 27 de Abril de 2009

Tema: El Padre Padilla como erudito patriota y revolucionario
[1]
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Padilla, luz de la libertad
Como ya lo habíamos expresado, la independencia de Colombia se refería también a una propia revolución clerical, en donde el sentimiento y espíritu de libertad se apoderó de los corazones de los presbíteros de Nueva Granada.

Entre todas las fuerzas causantes de la emancipación de nuestra nación, era de renombre la comunidad de los padres agustinos por su entrega y compromiso. Pero aún con más luminosidad, aparece la figura del muy querido P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A., que como bien sabemos se esforzó por cumplir su objetivo de ver a una nación libre y cristiana. Veremos ahora el matiz que dio este padre a la independencia del país.

Ideología del padre Padilla
Había venido a nuestras tierras el visitador español, Fr. Juan Bautista Gonzales OESA., quien hizo un daño terrible a nuestra provincia y en general a las comunidades de la Iglesia; pero de todas formas, dejó un buen comentario acerca del padre Padilla, que era él la mente más brillante que había conocido; pero ¿Por qué lo dijo?
Figura 1. Tomada del recreo común del 25 de Abril de 2009 en el convento San Alonso de Orozco de Chía.
Representación de P. Fr. Diego Francisco Padilla OESA. Por el Hno. Andrés Felipe Romero.
Nosotros podemos descubrir un poco la mente de este Padre, según sus escritos y los legados nacionales que nos ha dejado. Fue un hombre brillante, muy inteligente y elocuente, tanto como para que le Papa VI por un discurso en latín, le ofreciera ser mitrado; pero encontramos que es un humilde siervo del Señor, pues con respeto le rechazó.

Este texto lo centraremos en el celo del P. Padilla por la libertad. En verdad que él solo quería ver pueblos libres; notamos que desde nuestra patria, él quiso colaborar y dar estrategias para lograr la independencia de la nación; pero recordemos que el objetivo no era liberarse del rey Fernando VII, sino de la opresión del virreinato; de hecho, querían los criollos traer al monarca para que gobernase desde aquí. Así pues, este padre, pretendía que cada nación viviera libre, autónoma y soberanamente, bajo sus propios criterios y gobiernos patrios, no extranjeros; por eso aún cuando sentía tanto amor por España, prefería que su país permaneciera sin rey.

Yendo por esta misma línea, cuando se encontraba preso en España por la causa de la libertad, procuró también lanzar llamados a la gente para que volvieran a la obediencia de su verdadero rey y no al invasor, José Bonaparte, hermano del Emperador Napoleón. Es de esta forma en la cual nos damos cuenta de que este cura no odiaba a los opresores españoles en Nueva Granada, ni a los franceses en España, sino que pretendía que cada cual viviera bien en su sitio de origen, mandándose a sí mismos para llegar a la prosperidad tan anhelada. De hecho el padre Padilla[…] tuvo valor para exhortar a los soldados (en el cautiverio) con el fin de[…] la clemencia con el enemigo.
[2]

3. La obra del Párroco de Bojacá
Diría uno en nuestro tiempo: « ¿Qué hace un padre perdiendo el tiempo, buscando la independencia del país? Eso dejémoselo a los lideres, mas no un cura. » Curiosamente encontramos que fray Padilla OESA., fue enteramente un prócer en nuestra historia, que amargamente ha sido olvidado hoy por los hombres libertos en esta época, quienes eran su sueño; quizá lo dejaron de lado porque fue un clérigo y por tanto perteneciente a la Iglesia, y como para muchos, la Iglesia es sinónimo de poder absolutista que somete al pueblo para robar sus pertenencias, entonces se generaliza y tienden a decir: «los curas nunca participaron de la independencia». Esto lo digo porque fui un joven sumergido bajo el influjo de este tipo de comentarios.

Ahora bien, ¿qué ha hecho entonces nuestro caudillo de los feligreses? Empezaremos diciendo que su mayor acierto fue ponerse en la tarea haber escrito, para que hubiera quedado artículo su pensamiento y de esta forma no existiera un plagio de lo que fue el impulso verdadero de la Iglesia en esos tiempos tan dificultosos que le tocó vivir. Gracias a él y muchos más clérigos que se dedicaron a la escritura por la libertad, es que actualmente sabemos que gran parte del Santo magisterio de la Iglesia, dedicó tiempo y fuerzas de sus vidas por esta causa tan noble.

El P. Padilla redactó el 20 de Julio de 1810 el correspondiente manifiesto revolucionario, llamado: Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a resumir los derechos de soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno e instalar una suprema junta bajo la denominación y nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y cualquier otra representación.
[3] Éste es un articulo muy citado dentro del texto: El P. Diego F. Padilla y su manifiesto revolucionario, editado por el P. Fernando Campo del Pozo, OSA., en donde como su nombre lo indica, mantiene presente la influencia de este documento para indagar en la persona del P. Padilla, consideran que en este se ve claro el ideal sobre la libertad de la nación naciente.

Por otra parte se nos muestra el Padre Diego Padilla como Tomás de Montalbán y Fonseca, un personaje ficticio, tomado por él como identidad falsa para poder dar sus veredictos en los folletos que publicaría en 1812 en Bojacá, El Montalbán y Necesidad del congreso en donde protegía a las ordenes religiosas y continuaba animando en la fuerza de independencia cristianizada entre las masas. Ya antes había hecho el Sabatino, del Aviso al público un periódico inspirado propiamente por la libertad de la patria; allí expresaba el cura todos sus anhelos de ver el pueblo emancipado y prospero, viviendo en paz católicamente.

Finalmente diremos que este presbítero se encargó de editar la Traducción libre del tratado intitulado Economía Política. Posteriormente dejó el Dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá sobre el párrafo inserto en la Gaceta de Caracas del 19 de febrero de 1811, sobre la Tolerancia, conocido también como el “ensayo sobre la Tolerancia”. Por último, él redactó: El Espíritu Español o notas de un Americano sobre su papel en la Reforma de Regulares, un escrito que comenta la desligadura de provincias, dando paso a que de nuevo los ibéricos se apoderen de la zona (en tanto estaba en Quito como visitador) y llamando a la concordia para que no se diera en nuestras tierras lo que ocurría en España con la invasión francesa que estaba arrasando con cualquier luz de catolicismo.

Conclusión
Logro fundamental de P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. fue su nombramiento como vicepresidente de la Junta Suprema de Gobierno por el Colegio Electoral de Cundinamarca; quizá por su empeño independentista y por sus escritos valerosos para él país. Ese ardiente personaje, importante para la nación, pero por sobretodo para nuestra comunidad, es hoy figura de nuestro estudio y se merece nuestros aplausos, elogios y agradecimientos.

Aquella esperanza del P. Campo del Pozo expresada al fin del texto, a lo mejor ya tomó forma con el gran trabajo realizado por Fr. Mauricio Saavedra de reunir la obra de este ilustre P. Padilla; de allí partiremos para realizar los siguientes trabajos. ¡Muchas Gracias!

BIBLIOGRAFÍA

[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400 y 408.
[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400.

[2] Ibít. P., 408.
[3] Ibít. P., 400.

periodico Aviso Al Público







Hoja de Vida del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

Fecha: 27 de Abril de 2009

Tema: Hoja de Vida del P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.

Figura 1. P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. //

Perfil
trabajo en comunidad, soy entregado y ferviente por una causa justa, tengo facilidad de aprendizaje, soy elocuente e inteligente.

Datos Personales
NOMBRE P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A.
FECHA DE NACIMIENTO 12 de noviembre de 1751
LUGAR DE NACIMIENTO Santafé de Bogotá, Virreinato de Nueva Granada
ESTADO CIVIL consagrado, religioso.
RESIDENCIA Parroquia San Lorenzo Bojacá
PAPÁ Alejo Padilla
MAMÁ Juana Francisco Rico
AMANTE De la virgen de la Regla (a quien entrego mi vida, para morir dignamente el 9 de Abril de 1829, a mis 77 años, 4 meses y 28 días).

formación académica Estudios superiores y Universitarios:
-Teología en el Colegio de San Miguel de Santafé.
-Titulo de Maestro en Sagrada Teología del convento de San Agustín de Santafé de Bogotá.
-Científico en Sagrada Escritura, en Santo Padres de la Iglesia (especialmente en San Agustín de Hipona), en concilios, en Teología Escolástica y en dogmática y moral.
-instruido en historia Sagrada y profana.

dioma Extranjero:
-Latín, Español, francés e italiano.

Desampeños:
-Lector de Gramática y Filosofía en el convento de San Agustín y la U. S. Nicolás de Bari en Santafé.
-Traductór de idiomas.
-escritor y crítico.
-magistral su práctica en la oratória.
-entregado a la Lectura y la oración.

Meritos, Galardones y logros
El Papa Pio VII me ofreció la ordenación episcopal por mi gran discurso frente a él en latín, aúnque me negé a este privilegio.
La Traducción libre del tratado intitulado Economía Política y la enciclopedia francesa las traduje y las traje al Virreinato de Nueva Granada.
Ayudé al General Antonio Nariño en la traducción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del frances al castellano.
Creé varias cátedras para la U. S. Nicolás de Bari.
Sinedo provincial, aumenté considerablemente el número de las misiones, las visitas de sedes de estudio y los conventos de la comunidad. Tambien fui celoso de la observancia regular.
El P. General de los padres Agustínos me encomendó reformar la Prov. De Quito, aunque no acepte por pura modestia.
Merecí obtener la censura y voto en opiniones a canonías y curatos del Arzobispado.
Colaboré en el proceso de la independencia de Colombia, de hecho Hice el manifiesto revolucionario y firmé el acta realizada el 20 de Julio de 1810.
Por causa de la independencia, me hice acreedor de un destierro, de ser aprisionado, pasar hambres y otras tantas angustias con entereza edificante.
Me dediqué ahora de viejo a la sanación de almas y ayuda al pueblo.
Fundé una escuelita en Bojacá en 1801 y reconstruí la Iglesia del lugar, puesto que se había derrumbado por un terremoto en 1827.

Experiencia Laboral
Profesé solemnemente como religioso de la Orden de San Agustín en 1770 y fui ordenado el 11 de noviembre de 1776 en la misma comunidad.
Docente en Teología y filosofía en la Universidad S. Nicolás de Bari. Posteriormente fui rector de la misma en 1788.
Maestro de novicios del convento de San Agustín de Santafé de Bogotá.
Prior Provincial en dos ocaciones de la Prov. Nuestra Señora de Gracia del Virreinato de Nueva Granada. Primero en 1792 y luego rector provincial en 1804.
Parroco de la Doctrina San Lorenzo de Bojacá durante más de veinte Años.
Visitador de los conventos de Villa de Leiva y Tunja, y Quito.
Perteneciente a la Suprema Junta de Gobierno en asuntos religiosos, luego elegido por el Colegio Electoral de Cundinamarca como vicepresidente.
Presidente del Congreso de las Provincias unidas.
Capellan de la campaña del del sur, al mando del General Antonio Nariño.

ublicaciones
Yo escribí primero que todos y trabajé sin interés personal sobre la felicidad de mi Patria.
Hice Importantes comunicados para el pueblo en general y varias cartas.
Publique el periodico conocido como el Sabatino, y en verdad: Aviso al público.
Realicé el Dialogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Bojacá, De tolerancia
Publiqué El Espíritu Español o notas de un Americano sobre su papel en la Reforma de Regulares, en Quito.
También dos importantes folletos edité: El Montalbán y Necesidad del congreso.

BIBLIOGRAFÍA
[1] Pérez Gómez, José OSA., Campo del Pozo, Fernando OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 400 y 408.
Saavedra Monroy, Mauricio Fray OSA. Escritos del Padre Diego Francisco Padilla, O.S.A. Volumen: III Escritos inéditos. Monografía de Filosofía. Bogotá, 2003.

sábado, 9 de mayo de 2009

La independencia de Colombia. Sus antecedentes y consecuencias

Fecha: 09 de Marzo de 2009

Tema: La independencia de Colombia. Sus antecedentes y consecuencias

Colombia, una tierra por la cual luchar

Hoy por hoy diríamos que tenemos una independencia en nuestra nación, gracias a aquellos hechos que se dieron en nuestra tierrita durante el principio del siglo XIX. Para muchos fue la euforia de la libertad la que ganaron cuando ya no tenían que distinguir a los chapetones cobrando impuestos o maltratándolos con sus humillantes palabras. Ya no se volvieron a ver más. Gritaron algunos con júbilo: ¡somos libres!

Pero curiosamente nos resulta la duda que si nunca hubiera ocurrido tal levantamiento de las masas en aquella época ¿Qué hubiera pasado? ¿Qué sería de nosotros hoy en día? ¿Será que la corona española todavía estaría vigentemente rigiéndonos? ¿Tendríamos los mismos privilegios de la madre patria? ¿Seríamos una gran potencia en medio de la menesterosa América latina? o ¿Posiblemente un escuálido virreinato español? ¿Qué soberanía estaría mejor, la monarquía o la actual y corrupta democracia? estas preguntas quedaran sin respuesta, pues fue la valentía o la ingenuidad de nuestros próceres la que concluyeron este capitulo.

En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.

El linaje guerrero indígena y la sagacidad del europeo. Los criollos.

Existe un libro de un escritor argentino del cual no se tiene registro, que expresa claramente que la España real que vino a tierras americanas, no vino a crear colonias, como si lo hicieron los británicos en el norte del continente. ¿Por qué? Cuando los españoles llegaron con sus majestuosas carabelas a nuestro territorio, los que en primer momento vinieron, eran unos agentes culturales muy particulares, entre ellos clérigos, militares y grandes conquistadores; no familias. Estos dos grupos que no tenían restricción alguna para la reproducción, hicieron de las suyas con las indígenas y así se dio la mescolanza o mestizaje entre los hispanos y las culturas nativas propias de cada lugar.

A las personas nacidas de un cruce de culturas a partir del siglo XVI se les empezó a considerar como criollos, de igual manera a todas aquellas generaciones posteriores resultantes de estas uniones. Por otra parte, los esclavos del África que establecían en el nuevo mundo, de igual forma no se quedaron atrás y comenzaron así el mestizaje negro, a los cuales también se les dio el nombre de criollos o en otras tantas ocasiones zambos o afro descendientes.

Estas personas que llevaban en sus venas la sangre indígena y por otro lado la sangre europea, desde el primer momento empezaron asentir el abuso infrahumano de los peninsulares, no existían los derechos para ellos, pero poco a poco que fueron aprendiendo de las costumbres del viejo mundo, tuvieron sed de ellos. Después de haber pasado por turbios momentos de injusticia para con el pueblo nativo, los conquistadores captaron que ya no eran indígenas a los cuales estaban abusando, sino que estaban ya derramando la sangre de su propio pueblo que se había unido a otro.

Los derechos promulgados desde la corona para la defensa de los criollos se dieron con mucho esfuerzo, pero al fin resultaron vigentes durante largos años; con mínimas modificaciones, cada vez les cedían más beneficios a ellos, el objetivo era que los americanos se sintieran a gusto y no se sublevaran por el dominio de la monarquía.

Así transcurrieron casi siglo y medio cuando de nuevo los chapetones volvieron a ajustar la soga de la iniquidad y se comenzó a hervir la cotidianidad de los tranquilos criollos, los conflictos en algunas partes de la América se vieron muy prominentes a finales del siglo XVIII, como por ejemplo con la trece colonias británicas que expidieron su emancipación con sangrientas luchas. Ahora el turno era para los americanos de habla española y portuguesa quienes se vieron tan defraudados con las malas condiciones que se les estaba dando que emprendieron un camino nuevo hacia la libertad.

El espíritu de alboroto se había tomado al virreinato.

Observamos como Francia en el viejo continente se sumergía en un mar de injusticia, en América española no era el panorama distinto; las calamidades de la opresión se hicieron sentir y el pueblo no demoró en levantarse de la ruina y la miseria en la que lo venia trayendo el rey de España, luego de escuchar los rumores de levantamiento en la América anglosajona y el espíritu de libertad que ofrecía la revolución francesa.
Las condiciones estaban dadas para que las gentes empezaran a caminar al contrario de lo que exigía la soberanía. En pequeños sectores del virreinato de nueva granada no se aguantaba la tentación de sulfurarse y con pequeños levantamiento mostraban su indignación.

Como gran preámbulo a la magna independencia de Colombia, encontramos a la revolución de los comuneros, que tuvo lugar en las bravas tierras de Santander, más exactamente en el Socorro, donde con el alza de los impuestos y en especial con el apodado por ellos “el gracioso donativo”, con el fin de ayudar a la defensa de Cartagena de las asechanzas de los ingleses; un acto histórico y heroico sucedió para entonces, una humilde campesina verrionda, sin miedo, frente al pueblo rompió el decreto que expedía los impuestos, ella era Manuela Beltrán; quien se convertiría en el símbolo de la lucha comunera que apelaba a sus derechos, los cuales en un primer momento fueron aceptados por las autoridades atemorizadas, pero que luego de estar cerca de la capital en Zipaquirá, para ir a exigirle al virrey, fuera disipada la marcha, y acecinados los lideres de la conmoción; todo fue vuelto a lo que era antes.

Muchas más revueltas como estas se vinieron dando en todo el virreinato, pero su fatal error era la desorganización, puesto que su objetivo solo se trataba de que bajaran los impuestos, no de sacar al rey de sus vidas.

Un país independiente, pero con poca libertad

Luego de que habían sucedido tales revueltas, por cierto, todas fallidas, un grupo de intelectuales criollos, podríamos decir la “elite neogranadina”, se reunía para planear un ataque directo al centro del poder del virreinato, con el fin de experimentar la independencia que ya otros países habían logrado. En la casa de José Acevedo Gómez, se reunían a platicar, peor pronto tuvieron que cambiar de recepción y lo hicieron en observatorio astronómico, en donde tenían la perspectiva de cómo se movían los ejércitos reales.

Planeado entonces estaba la historia que ya conocemos del 20 de julio de 1810, en donde el mismo Acevedo, va a pedirle un florero al distinguidísimo José Llorente, quien se negó a prestarlo, y convirtió esto en una violenta tención entre el pueblo, los cuales se levantaron en gritos de protesta contra los españoles, a tal punto que aquel mismo día ya se encontraban a la cabeza del virreinato los criollos. En la media noche del 20 de julio y a altas horas de la madrugada del 21, se celebró con mucha alegría que se había hecho entre ellos la declaración de independencia.

El gozo perduró por algún tiempo, pero todo acabó cuando se preguntaron: bueno, somos libre, pero ¿Cómo vamos a manejar esto? Era algo que algunos habían fraguado de una forma y otros de otra. Sucedió entonces lo de Babel también en esta historia; ninguno se entendía y todo era confusión y caos durante la construcción de la nueva nación. Este es el periodo que se conoce como: la patria boba. Fue una especia de república naciente, primitiva que se quería gobernar a sí misma sin necedad de una mano amiga. La tención entre un ideal político y el otro no se hicieron esperar y en poco ya había un conflicto interno entre federalistas y centralistas; estos últimos vencieron en masa a los federalistas en 1813 y se pudo dar un parcial orden que constantemente era conspirado.

Este desconcierto fue aprovechado por la monarquía española, quienes aún les quedaban fuerzas para luchar, después de las grandes pérdidas que quedaron del desalojo de los franceses napoleónicos de la península. Los chapetones (llamados así por los criollos) enceguecidos por coronar de nuevo este terruño de tierra, entraron por la costa Caribe al mando Francisco Montalvo y el despiadado Morillo Toro. La República de la nueva Granada sufría de nuevo la mutación del virreinato. El lapso que comprende este restablecimiento del poder monárquico va de 1816 a 1819.

Cuando las tropas realistas tenían el firme propósito de ir al centro de la nación a restablecer al virrey como soberano, en las montañas abiertas de Boyacá, se encontraron con el ejercito patriota, comandado por el libertador Simón Bolívar; quien con su comitiva en un primer enfrentamiento en el pantano de Vargas el 25 de Julio de 1819, le dieron una sacudida a los realistas; luego con la batalla de Boyacá el 7 de Agosto, concretaron los patriotas con técnicas de guerra demasiado rusticas, la victoria de los americanos sobre los ibéricos. Podríamos decir que de esta forma se consiguió la independencia tan anhelada. Nace entonces la nación soberana de La Gran Colombia; que con el tiempo fue perdiendo el ideal de Bolívar: ser una República que no dependiera de nadie, que viviera en libertad.

Conclusión

En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.


BIBLIOGRAFÍA

· Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
Gómez Hoyos, Rafael y González, Marta. La independencia de Colombia. Mapfre, Madrid, 1992.

La iglesia en el siglo de las luces y el poderío militar Napoleónico.

02 de Marzo de 2009

Tema: La iglesia en el siglo de las luces y el poderío militar Napoleónico.

La auto revelación del hombre ante Dios, su Padre comprensivo.

Parece que este tiempo de revolución y levantamiento, es un capítulo más del Génesis, ya que los hombre como en Babel, querían ser como dioses entre los demás hombres; o también podríamos decir que aquel lapso de la historia es una de las tantas veces que el pecado de Adan volvió a resurgir en nuestro mundo contemporáneo. El ser humano se decidió a dominar la razón y la fe; así retaron a Dios.

Nuestra madre la Iglesia después de haber sufrido semejante asechanza y el magisterio eclesiástico tener que arrastrarse por el suelo para la evangelización de las pequeñas cofradías, sintió cómo un colador gigante removía sus entrañas de perdición, pues bien dice nuestro padre San Agustín: La Iglesia es Meretriz por el hombre y Santa por la gracia del Espíritu. Mor. Eccl. cath. 2,3.
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La era napoleonica

Después de un periodo de rebelión en Francia, en donde el pueblo como un hombre sin cabeza, caminando, se dirigía sin rumbo claro a un posible mejor gobierno, aunque en este empeño se quedaron durante algunos años y poco a poco se fue acercando a la perdición y la completa obscuridad.


Corría aún las temibles ráfagas de miedo que quedó de la soberanía de Robespierre y la del nuevo directorio nacional luego de su ejecución. Todavía, después de que había salido del poder el antiguo régimen y aquel verdugo del pueblo, se continuaban las masacres aunque ya no tan frecuentes y tan injustas.

El pueblo reclamaba lo que le correspondía por el hecho de haber luchado con tanta valentía, su libertad. Esto en ocasiones parecía cada vez más lejano, pues la situación no parecía cambiar. Antes que irle mejor a las gentes, los nuevos gobernantes impusieron impuestos para el sostenimiento de la guerra contra las potencias militares vecinas. La gente de nuevo se sintió con hambre y sed de insurrección.

Fue entonces a finales del siglo XVIII cuando de entre las masas revolucionarias, salió un hombre con pequeño corte, pero con un dominio indiscutible, quien se convirtió en la inspiración del creciente movimiento liberal de aquella época. Su nombre era Napoleón Bonaparte, comandante de la fuerza armada que combatía frente al poderío británico en las turbias aguas del canal de la manchan.

Su popularidad se fue alzando entre el pueblo y ya para 1795, junto con dos personas (Sieyès y Roger Ducos) y él al mando, tomaron el poder. Su objetivo como nuevos soberanos de la república fue abolir la antigua constitución y forjar una mejor nación. Aunque de primer momento lo intentaron, les fue inútil pues la oposición era muy fuerte; así pues a medida que pasaba el tiempo, se fue neutralizando ese impedimento.

De esta forma la primera etapa de gobierno de Napoleón Bonaparte empezó luego del golpe de estado el 18 brumario (9 Noviembre de 1799) y termina cuando su poder se vio muy afectado por la critica. Durante este lapso el panorama nacional cambió del cielo a la tierra, ya que por un lado, la economía empezó a resurgir de la penuria por la que había pasado por largos años y las condiciones de vida estaban mejorando notablemente; además porque la lucha contra las potencias aledañas estaban siendo ganadas por Francia.

Podríamos decir que Napoleón se ganó el aprecio de su pueblo con los consecutivos aciertos que tenía, estando al mando de la nación; de todas formas no faltaban los opositores que se mantenían en guardia aún cuando sufrían grandes represiones. La gran prosperidad que se vio durante largos años se dio muy especialmente por la intensa labor de costura que vivió la Francia industrializada. El proletariado junto con la burguesía empezó a crecer de manera incontrolable.

Había ya pasado una década del siglo XIX cuando comenzó la decadencia del imperio militar que había creado, el denominado “emperador de Francia, Napoleón Bonaparte”. Lo habían proclamado emperador, pues el ideal de libertad que tenían los franceses se había vuelto a convertir en una especia de monarquía con base a los derechos humanos que se habían proclamado.

Luego de que Napoleón con sus tropas invadiera a Rusia, por la negación de esta nación a dejar entrar mercancía francesa; El imperio empezó a decaer tanto en lo militar, como en lo económico, puesto que las innumerables perdidas luego de esta fueron reiteradas; tanto que en un momento determinado Napoleón tuvo que abandonar el poder y vivir en España mientras se apaciguaba las arremetidas del enemigo.

Sucedió que Fernando VII, el hijo de Luis XVI, tomó el poder de Francia, después de que su tío Luis XVII, renunciase a este. Es así como comienza el movimiento de restauración de la monarquía impulsado por la fuerza realista.

La iglesia en época de la ilustración y post revolución

A modo de historia la revolución se enfrentó duramente con la
Iglesia Católica que paso a depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia para imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron los bienes de la Iglesia. Bajo el Antiguo Régimen la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó legislación que convertía al clero en empleados del Estado. Éstos fueron unos años de dura represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905 cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un nuevo calendario que establecía como primer día del año el 22 de septiembre de 1792.

La Revolución Francesa muchas veces es presentaba como un movimiento que derroca el poder de una Iglesia Católica corrompida, lo cual es cierto, sin embargo, no hay que generalizar porque sí bien muchos sectores de la Iglesia estaban corrompidos esto no quiere decir que la esencia de la Iglesia que es el cristianismo estuviera mal porque además de que la baja jerarquía vivía en una pobreza ejemplar los puntos que exaltó la Revolución Francesa están muy relacionados con el cristianismo: Libertad, igualdad y fraternidad, durante muchos años se ha querido mostrar al mensaje de Cristo, en la Iglesia Católica, como algo contrario a estos ideales cuando es lo que Jesús vino a predicar, claro que nunca por la vía de la violencia como lo sugieren ideologías tales como la Teología de la liberación.

Y a modo espiritual Jesús vino a recordarnos la fraternidad y él mismo la vivió con sus discípulos y con las mujeres santas que lo seguían, Jesús mismo nos habló de la libertad al decir “la verdad os hará libres”, Jesús vino a recordarnos la igualdad exaltando a los más pobres naciendo en un pesebre. En ningún momento se está diciendo que Jesús haya inspirado este movimiento porque el nombre de Dios no puede usarse para las guerras, lo que se intenta expresar es que la gente ha de quitarce esa difamación de que la Iglesia es contraria a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad cuando sus enseñanzas se encuentran a favor de estos elementos.

Es cierto que en esa época la situación en el clero no era buena, sin embargo, esto no justifica que aún hoy se nos quiera mostrar a la Iglesia como una institución que, aún hoy, se opone a la libertad cuando el simple hecho de ser miembro o no de la Iglesia es algo totalmente basado en la libertad.

Debemos reconocer que la Iglesia se equivocó en muchos momentos, entre ellos la Revolución Francesa, sin embargo, todos han mostrarse de acuerdo en que la Iglesia de aquel tiempo ya no es la de ahora y que sí creemos en los ideales de libertad, igualdad que no es comunismo y fraternidad se tiene en la Iglesia y por la vía de las obras, inspiradas por la fe, un camino para ir construyendo un mundo más justo y así extender el reinado de amor. Muchos pueden interpretar esto como una insinuación de que la religión se infiltre en política, pero no es mi intención, a lo que se quiere llegar es al hecho de no quedarnos con la idea de que los ideales de libertad son ajenos a la Iglesia cuando muchas veces ha sido la Iglesia la principal promotora de la libertad pues, como ya se sabe, uno de los pilares fundamentales de la caída del muro de Berlín fue el Papa Juan Pablo II, amemos la historia, démosle el valor que merece pero también démonos cuenta que los ideales de justicia no son contrarios a la Iglesia quien, aunque rechaza la violencia como debe de ser, promueve la civilización del amor y es mediante valores cristianos como la igualdad, la fraternidad y la libertad como se responde al llamado de Dios para servir.

BIBLIOGRAFÍA

ALZATE, Gastón. Gran enciclopedia tematica. Tomo VI, Historia universal. Grupo editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1996.
AROUET, François Marie. Cartas filosóficas. Bruguera, Barcelona, 1980.
Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p. 98.
[1] Rubio B., Pedro. Recordar La respuesta agustiniana. Biblioteca Básica Familiar Agustiniana. Iquitos – Perú, 2003, p. 98.