Fecha: 09 de Marzo de 2009
Tema: La independencia de Colombia. Sus antecedentes y consecuencias
Colombia, una tierra por la cual luchar
Hoy por hoy diríamos que tenemos una independencia en nuestra nación, gracias a aquellos hechos que se dieron en nuestra tierrita durante el principio del siglo XIX. Para muchos fue la euforia de la libertad la que ganaron cuando ya no tenían que distinguir a los chapetones cobrando impuestos o maltratándolos con sus humillantes palabras. Ya no se volvieron a ver más. Gritaron algunos con júbilo: ¡somos libres!
Pero curiosamente nos resulta la duda que si nunca hubiera ocurrido tal levantamiento de las masas en aquella época ¿Qué hubiera pasado? ¿Qué sería de nosotros hoy en día? ¿Será que la corona española todavía estaría vigentemente rigiéndonos? ¿Tendríamos los mismos privilegios de la madre patria? ¿Seríamos una gran potencia en medio de la menesterosa América latina? o ¿Posiblemente un escuálido virreinato español? ¿Qué soberanía estaría mejor, la monarquía o la actual y corrupta democracia? estas preguntas quedaran sin respuesta, pues fue la valentía o la ingenuidad de nuestros próceres la que concluyeron este capitulo.
En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.
El linaje guerrero indígena y la sagacidad del europeo. Los criollos.
Existe un libro de un escritor argentino del cual no se tiene registro, que expresa claramente que la España real que vino a tierras americanas, no vino a crear colonias, como si lo hicieron los británicos en el norte del continente. ¿Por qué? Cuando los españoles llegaron con sus majestuosas carabelas a nuestro territorio, los que en primer momento vinieron, eran unos agentes culturales muy particulares, entre ellos clérigos, militares y grandes conquistadores; no familias. Estos dos grupos que no tenían restricción alguna para la reproducción, hicieron de las suyas con las indígenas y así se dio la mescolanza o mestizaje entre los hispanos y las culturas nativas propias de cada lugar.
A las personas nacidas de un cruce de culturas a partir del siglo XVI se les empezó a considerar como criollos, de igual manera a todas aquellas generaciones posteriores resultantes de estas uniones. Por otra parte, los esclavos del África que establecían en el nuevo mundo, de igual forma no se quedaron atrás y comenzaron así el mestizaje negro, a los cuales también se les dio el nombre de criollos o en otras tantas ocasiones zambos o afro descendientes.
Estas personas que llevaban en sus venas la sangre indígena y por otro lado la sangre europea, desde el primer momento empezaron asentir el abuso infrahumano de los peninsulares, no existían los derechos para ellos, pero poco a poco que fueron aprendiendo de las costumbres del viejo mundo, tuvieron sed de ellos. Después de haber pasado por turbios momentos de injusticia para con el pueblo nativo, los conquistadores captaron que ya no eran indígenas a los cuales estaban abusando, sino que estaban ya derramando la sangre de su propio pueblo que se había unido a otro.
Los derechos promulgados desde la corona para la defensa de los criollos se dieron con mucho esfuerzo, pero al fin resultaron vigentes durante largos años; con mínimas modificaciones, cada vez les cedían más beneficios a ellos, el objetivo era que los americanos se sintieran a gusto y no se sublevaran por el dominio de la monarquía.
Así transcurrieron casi siglo y medio cuando de nuevo los chapetones volvieron a ajustar la soga de la iniquidad y se comenzó a hervir la cotidianidad de los tranquilos criollos, los conflictos en algunas partes de la América se vieron muy prominentes a finales del siglo XVIII, como por ejemplo con la trece colonias británicas que expidieron su emancipación con sangrientas luchas. Ahora el turno era para los americanos de habla española y portuguesa quienes se vieron tan defraudados con las malas condiciones que se les estaba dando que emprendieron un camino nuevo hacia la libertad.
El espíritu de alboroto se había tomado al virreinato.
Observamos como Francia en el viejo continente se sumergía en un mar de injusticia, en América española no era el panorama distinto; las calamidades de la opresión se hicieron sentir y el pueblo no demoró en levantarse de la ruina y la miseria en la que lo venia trayendo el rey de España, luego de escuchar los rumores de levantamiento en la América anglosajona y el espíritu de libertad que ofrecía la revolución francesa.
Las condiciones estaban dadas para que las gentes empezaran a caminar al contrario de lo que exigía la soberanía. En pequeños sectores del virreinato de nueva granada no se aguantaba la tentación de sulfurarse y con pequeños levantamiento mostraban su indignación.
Como gran preámbulo a la magna independencia de Colombia, encontramos a la revolución de los comuneros, que tuvo lugar en las bravas tierras de Santander, más exactamente en el Socorro, donde con el alza de los impuestos y en especial con el apodado por ellos “el gracioso donativo”, con el fin de ayudar a la defensa de Cartagena de las asechanzas de los ingleses; un acto histórico y heroico sucedió para entonces, una humilde campesina verrionda, sin miedo, frente al pueblo rompió el decreto que expedía los impuestos, ella era Manuela Beltrán; quien se convertiría en el símbolo de la lucha comunera que apelaba a sus derechos, los cuales en un primer momento fueron aceptados por las autoridades atemorizadas, pero que luego de estar cerca de la capital en Zipaquirá, para ir a exigirle al virrey, fuera disipada la marcha, y acecinados los lideres de la conmoción; todo fue vuelto a lo que era antes.
Muchas más revueltas como estas se vinieron dando en todo el virreinato, pero su fatal error era la desorganización, puesto que su objetivo solo se trataba de que bajaran los impuestos, no de sacar al rey de sus vidas.
Un país independiente, pero con poca libertad
Luego de que habían sucedido tales revueltas, por cierto, todas fallidas, un grupo de intelectuales criollos, podríamos decir la “elite neogranadina”, se reunía para planear un ataque directo al centro del poder del virreinato, con el fin de experimentar la independencia que ya otros países habían logrado. En la casa de José Acevedo Gómez, se reunían a platicar, peor pronto tuvieron que cambiar de recepción y lo hicieron en observatorio astronómico, en donde tenían la perspectiva de cómo se movían los ejércitos reales.
Planeado entonces estaba la historia que ya conocemos del 20 de julio de 1810, en donde el mismo Acevedo, va a pedirle un florero al distinguidísimo José Llorente, quien se negó a prestarlo, y convirtió esto en una violenta tención entre el pueblo, los cuales se levantaron en gritos de protesta contra los españoles, a tal punto que aquel mismo día ya se encontraban a la cabeza del virreinato los criollos. En la media noche del 20 de julio y a altas horas de la madrugada del 21, se celebró con mucha alegría que se había hecho entre ellos la declaración de independencia.
El gozo perduró por algún tiempo, pero todo acabó cuando se preguntaron: bueno, somos libre, pero ¿Cómo vamos a manejar esto? Era algo que algunos habían fraguado de una forma y otros de otra. Sucedió entonces lo de Babel también en esta historia; ninguno se entendía y todo era confusión y caos durante la construcción de la nueva nación. Este es el periodo que se conoce como: la patria boba. Fue una especia de república naciente, primitiva que se quería gobernar a sí misma sin necedad de una mano amiga. La tención entre un ideal político y el otro no se hicieron esperar y en poco ya había un conflicto interno entre federalistas y centralistas; estos últimos vencieron en masa a los federalistas en 1813 y se pudo dar un parcial orden que constantemente era conspirado.
Este desconcierto fue aprovechado por la monarquía española, quienes aún les quedaban fuerzas para luchar, después de las grandes pérdidas que quedaron del desalojo de los franceses napoleónicos de la península. Los chapetones (llamados así por los criollos) enceguecidos por coronar de nuevo este terruño de tierra, entraron por la costa Caribe al mando Francisco Montalvo y el despiadado Morillo Toro. La República de la nueva Granada sufría de nuevo la mutación del virreinato. El lapso que comprende este restablecimiento del poder monárquico va de 1816 a 1819.
Cuando las tropas realistas tenían el firme propósito de ir al centro de la nación a restablecer al virrey como soberano, en las montañas abiertas de Boyacá, se encontraron con el ejercito patriota, comandado por el libertador Simón Bolívar; quien con su comitiva en un primer enfrentamiento en el pantano de Vargas el 25 de Julio de 1819, le dieron una sacudida a los realistas; luego con la batalla de Boyacá el 7 de Agosto, concretaron los patriotas con técnicas de guerra demasiado rusticas, la victoria de los americanos sobre los ibéricos. Podríamos decir que de esta forma se consiguió la independencia tan anhelada. Nace entonces la nación soberana de La Gran Colombia; que con el tiempo fue perdiendo el ideal de Bolívar: ser una República que no dependiera de nadie, que viviera en libertad.
Conclusión
En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.
BIBLIOGRAFÍA
· Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.Gómez Hoyos, Rafael y González, Marta. La independencia de Colombia. Mapfre, Madrid, 1992.
Tema: La independencia de Colombia. Sus antecedentes y consecuencias
Colombia, una tierra por la cual luchar
Hoy por hoy diríamos que tenemos una independencia en nuestra nación, gracias a aquellos hechos que se dieron en nuestra tierrita durante el principio del siglo XIX. Para muchos fue la euforia de la libertad la que ganaron cuando ya no tenían que distinguir a los chapetones cobrando impuestos o maltratándolos con sus humillantes palabras. Ya no se volvieron a ver más. Gritaron algunos con júbilo: ¡somos libres!
Pero curiosamente nos resulta la duda que si nunca hubiera ocurrido tal levantamiento de las masas en aquella época ¿Qué hubiera pasado? ¿Qué sería de nosotros hoy en día? ¿Será que la corona española todavía estaría vigentemente rigiéndonos? ¿Tendríamos los mismos privilegios de la madre patria? ¿Seríamos una gran potencia en medio de la menesterosa América latina? o ¿Posiblemente un escuálido virreinato español? ¿Qué soberanía estaría mejor, la monarquía o la actual y corrupta democracia? estas preguntas quedaran sin respuesta, pues fue la valentía o la ingenuidad de nuestros próceres la que concluyeron este capitulo.
En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.
El linaje guerrero indígena y la sagacidad del europeo. Los criollos.
Existe un libro de un escritor argentino del cual no se tiene registro, que expresa claramente que la España real que vino a tierras americanas, no vino a crear colonias, como si lo hicieron los británicos en el norte del continente. ¿Por qué? Cuando los españoles llegaron con sus majestuosas carabelas a nuestro territorio, los que en primer momento vinieron, eran unos agentes culturales muy particulares, entre ellos clérigos, militares y grandes conquistadores; no familias. Estos dos grupos que no tenían restricción alguna para la reproducción, hicieron de las suyas con las indígenas y así se dio la mescolanza o mestizaje entre los hispanos y las culturas nativas propias de cada lugar.
A las personas nacidas de un cruce de culturas a partir del siglo XVI se les empezó a considerar como criollos, de igual manera a todas aquellas generaciones posteriores resultantes de estas uniones. Por otra parte, los esclavos del África que establecían en el nuevo mundo, de igual forma no se quedaron atrás y comenzaron así el mestizaje negro, a los cuales también se les dio el nombre de criollos o en otras tantas ocasiones zambos o afro descendientes.
Estas personas que llevaban en sus venas la sangre indígena y por otro lado la sangre europea, desde el primer momento empezaron asentir el abuso infrahumano de los peninsulares, no existían los derechos para ellos, pero poco a poco que fueron aprendiendo de las costumbres del viejo mundo, tuvieron sed de ellos. Después de haber pasado por turbios momentos de injusticia para con el pueblo nativo, los conquistadores captaron que ya no eran indígenas a los cuales estaban abusando, sino que estaban ya derramando la sangre de su propio pueblo que se había unido a otro.
Los derechos promulgados desde la corona para la defensa de los criollos se dieron con mucho esfuerzo, pero al fin resultaron vigentes durante largos años; con mínimas modificaciones, cada vez les cedían más beneficios a ellos, el objetivo era que los americanos se sintieran a gusto y no se sublevaran por el dominio de la monarquía.
Así transcurrieron casi siglo y medio cuando de nuevo los chapetones volvieron a ajustar la soga de la iniquidad y se comenzó a hervir la cotidianidad de los tranquilos criollos, los conflictos en algunas partes de la América se vieron muy prominentes a finales del siglo XVIII, como por ejemplo con la trece colonias británicas que expidieron su emancipación con sangrientas luchas. Ahora el turno era para los americanos de habla española y portuguesa quienes se vieron tan defraudados con las malas condiciones que se les estaba dando que emprendieron un camino nuevo hacia la libertad.
El espíritu de alboroto se había tomado al virreinato.
Observamos como Francia en el viejo continente se sumergía en un mar de injusticia, en América española no era el panorama distinto; las calamidades de la opresión se hicieron sentir y el pueblo no demoró en levantarse de la ruina y la miseria en la que lo venia trayendo el rey de España, luego de escuchar los rumores de levantamiento en la América anglosajona y el espíritu de libertad que ofrecía la revolución francesa.
Las condiciones estaban dadas para que las gentes empezaran a caminar al contrario de lo que exigía la soberanía. En pequeños sectores del virreinato de nueva granada no se aguantaba la tentación de sulfurarse y con pequeños levantamiento mostraban su indignación.
Como gran preámbulo a la magna independencia de Colombia, encontramos a la revolución de los comuneros, que tuvo lugar en las bravas tierras de Santander, más exactamente en el Socorro, donde con el alza de los impuestos y en especial con el apodado por ellos “el gracioso donativo”, con el fin de ayudar a la defensa de Cartagena de las asechanzas de los ingleses; un acto histórico y heroico sucedió para entonces, una humilde campesina verrionda, sin miedo, frente al pueblo rompió el decreto que expedía los impuestos, ella era Manuela Beltrán; quien se convertiría en el símbolo de la lucha comunera que apelaba a sus derechos, los cuales en un primer momento fueron aceptados por las autoridades atemorizadas, pero que luego de estar cerca de la capital en Zipaquirá, para ir a exigirle al virrey, fuera disipada la marcha, y acecinados los lideres de la conmoción; todo fue vuelto a lo que era antes.
Muchas más revueltas como estas se vinieron dando en todo el virreinato, pero su fatal error era la desorganización, puesto que su objetivo solo se trataba de que bajaran los impuestos, no de sacar al rey de sus vidas.
Un país independiente, pero con poca libertad
Luego de que habían sucedido tales revueltas, por cierto, todas fallidas, un grupo de intelectuales criollos, podríamos decir la “elite neogranadina”, se reunía para planear un ataque directo al centro del poder del virreinato, con el fin de experimentar la independencia que ya otros países habían logrado. En la casa de José Acevedo Gómez, se reunían a platicar, peor pronto tuvieron que cambiar de recepción y lo hicieron en observatorio astronómico, en donde tenían la perspectiva de cómo se movían los ejércitos reales.
Planeado entonces estaba la historia que ya conocemos del 20 de julio de 1810, en donde el mismo Acevedo, va a pedirle un florero al distinguidísimo José Llorente, quien se negó a prestarlo, y convirtió esto en una violenta tención entre el pueblo, los cuales se levantaron en gritos de protesta contra los españoles, a tal punto que aquel mismo día ya se encontraban a la cabeza del virreinato los criollos. En la media noche del 20 de julio y a altas horas de la madrugada del 21, se celebró con mucha alegría que se había hecho entre ellos la declaración de independencia.
El gozo perduró por algún tiempo, pero todo acabó cuando se preguntaron: bueno, somos libre, pero ¿Cómo vamos a manejar esto? Era algo que algunos habían fraguado de una forma y otros de otra. Sucedió entonces lo de Babel también en esta historia; ninguno se entendía y todo era confusión y caos durante la construcción de la nueva nación. Este es el periodo que se conoce como: la patria boba. Fue una especia de república naciente, primitiva que se quería gobernar a sí misma sin necedad de una mano amiga. La tención entre un ideal político y el otro no se hicieron esperar y en poco ya había un conflicto interno entre federalistas y centralistas; estos últimos vencieron en masa a los federalistas en 1813 y se pudo dar un parcial orden que constantemente era conspirado.
Este desconcierto fue aprovechado por la monarquía española, quienes aún les quedaban fuerzas para luchar, después de las grandes pérdidas que quedaron del desalojo de los franceses napoleónicos de la península. Los chapetones (llamados así por los criollos) enceguecidos por coronar de nuevo este terruño de tierra, entraron por la costa Caribe al mando Francisco Montalvo y el despiadado Morillo Toro. La República de la nueva Granada sufría de nuevo la mutación del virreinato. El lapso que comprende este restablecimiento del poder monárquico va de 1816 a 1819.
Cuando las tropas realistas tenían el firme propósito de ir al centro de la nación a restablecer al virrey como soberano, en las montañas abiertas de Boyacá, se encontraron con el ejercito patriota, comandado por el libertador Simón Bolívar; quien con su comitiva en un primer enfrentamiento en el pantano de Vargas el 25 de Julio de 1819, le dieron una sacudida a los realistas; luego con la batalla de Boyacá el 7 de Agosto, concretaron los patriotas con técnicas de guerra demasiado rusticas, la victoria de los americanos sobre los ibéricos. Podríamos decir que de esta forma se consiguió la independencia tan anhelada. Nace entonces la nación soberana de La Gran Colombia; que con el tiempo fue perdiendo el ideal de Bolívar: ser una República que no dependiera de nadie, que viviera en libertad.
Conclusión
En fin, solo sabemos que las garantías de vida de hoy, son mucho mejores que las de aquel tiempo donde los derechos de los criollos no eran muy claros y la gente mendigaba por su dignidad; al presente no es mucha la diferencia, pero a rastras, con amor y dificultades, vivimos en una de los países más felices del mundo.
BIBLIOGRAFÍA
· Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.Gómez Hoyos, Rafael y González, Marta. La independencia de Colombia. Mapfre, Madrid, 1992.

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