martes, 11 de agosto de 2009

los agustinos en media de la independencia de la Gran Colombia

Fecha: 20 de Abril de 2009

Tema: los agustinos en media de la independencia de la Gran Colombia

Voy a contar algo de mi pensamiento antes de conocer un poco de la historia de la provincia Nuestra Señora de Gracia, durante las clases del año pasado. Yo discurría en que todos aquellos curas y religiosos que se metían en temas concernientes a levantamientos e insurrecciones eran unos vándalos que no merecían ver el rostro de Dios por toda la eternidad; en palabras técnicas, el P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. (todavía cuando no lo conocía) estaba para morir y condenarse en seguida.

En mi caso particular pienso que el sacerdote solo ha de acompañar a las ovejas para que no se extravíen en medio del camino, sin tenerse que meter de narices dentro del pecado del pueblo; es decir, que si el crimen es la violencia y el levantamiento de armas luchando por un ideal, el consagrado a Dios ha de permanecer neutral ante la situación, solo tomando cartas en el asunto, exhortando a la calma y la serenidad, invitando al dialogo entre las partes del conflicto.

Ahora bien, ¿qué hacer cuando ninguno de los disputadores quiere participar de un diálogo y la causa por la que se lucha es justa? Este es el único caso en el cual se podría combatir con las armas por la justicia.

Me pregunto ¿cómo estaría España en este momento si los cristianos no se hubieran levantado contra los árabes invasores? Quizá, actualmente no solo hubiéramos visto una península Ibérica musulmana, sino toda una Europa islámica y a lo mejor, la Santa Sede ya hubiera cedido. De pronto, América sería propiamente un Estado musulmán, las gentes no gozarían de conocer a la verdad que es Cristo, nunca poseería vida la historia de nuestra provincia y finalmente este escrito no habría sido escrito.

Por esta razón, comprendo mejor la razón por la cual nuestros hermanos de comunidad se enfrascaron en este conflicto por la causa de la independencia en cuerpo y alma, luchando no como viles mercenarios, sino prestando auxilio material y espiritual al que más lo necesitase, tal cual como murió el padre capellán del ejército en la batalla de Boyacá, Fr. Miguel Ignacio Díaz OESA. quien entregó su existir por la causa, siendo atravesado por un proyectil en su pecho mientras prestaba el servicio de la absolución, sin encontrar quien le diera del mismo. Como dice en el Archivo del convento de San Agustín de Bogotá en el volumen 47 en la pagina 145: “El Padre Miguel Díaz firmó la partida de bautismo de Colombia con la tinta sagrada de su propia sangre”.
[1]

Este es uno de los casos más importantes, de los treinta y tres que hubo, de Agustinos que se comprometieron a luchar por la independencia de nuestra patria; pero también está a la orden el asunto de nuestro objeto de estudio, el P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. Él, que si hubiera tenido la oportunidad de entregar su vida por este hecho, seguramente lo hubiera dispuesto hacer, pues se notó en lo que realizó su compromiso incansable, tanto como para permanecer en la cárcel por largo tiempo y sufrir el desprecio de muchos cercanos. Después de la batalla de de la cuchilla del Tambo, cayó preso el padre Padilla que aún tuvo valor para exhortar a los soldados con el fin de que tuvieran presente la justicia de la causa que defendían y la clemencia con el enemigo.
[2]

La mayoría de sacerdotes en toda la Nueva Granada invitaban al pueblo a participar del espíritu independentista; eran curas de todas las comunidades, de las órdenes y de las diócesis, pero verdaderamente, los nuestros eran los más entregados en este sentimiento de libertad. Así pues, el nombre de revolución clerical no le caía nada mal a esta sublevación. Para que se hubiera dado esta rebelión, era fundamental el toque de picante que imprimieron los presbíteros en su grey, de no haber sucedido tal acto, es posible que nunca hubiésemos salido de la infamia en la que vivíamos sometidos.

El ideal de combate era claro, la libertad, y ese don y derecho tan anhelado, Nuestro Señor Jesucristo nos lo había prometido si practicábamos en nuestras vidas la Verdad, y la Verdad es Él mismo. Es por eso, en este empeño por el cual luchaban tan valerosos hombres en la guerra patriótica contra los realistas, en el sostén del pueblo entero y en el apoyo incondicional del ministerio sacerdotal; allí actuaba el Señor, y muy de manera especial en su figura de Jesús Nazareno, el Generalísimo.

Quisiera terminar diciendo que cuando un hermano sufre alguna calamidad, el resto de la comunidad sufre con él; por esta razón cuando la bala vulneró el corazón del padre Ignacio Díaz, hirió también el nuestro, puesto que solo tenemos un solo corazón… y una sola alma dirigidos hacia el Señor.


BIBLIOGRAFÍA

Pérez Gómez, José OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993.

[1] Pérez Gómez, José OSA. y otros. Provincia Agustiniana Nuestra Señora de Gracia de Colombia – tomo II. Agular, Santafé de Bogotá, 1993, p., 411.
[2] Ibít. P., 408.

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