miércoles, 23 de septiembre de 2009

Análisis de la canción de la vida solitaria

07 de septiembre de 2009

Análisis de la canción de la vida solitaria

Un poeta grita heridamente su deseo de vivir en el retiro, en la soledad, en el lugar lejano del ruido del mundo; quiere vivir una vida libre de la vanidad, una vida que no esté en boca de todo el mundo, quiere vivir solo, solo con Cristo. Esta canción bastó a los padres de la recolección para darle sentido a su manera observante de vivir la vida. Este trabajo que ahora presento es un análisis sencillo del poema de la vida retirada.

El primer verso es el preámbulo general de todo el poema, es lo que a ciencia cierta la renombrada vida retirada , que es una vida descansada. Cuántos no quisieran tener una vida de este tipo, en la cual todo es reposado, tranquilo o libre; pero en este mundo es tan complejo tenerla, que solo pocos sabios la han logrado obtener.

Ahora bien, en el segundo de los versos, contemplamos ya una advertencia o un señalamiento de lo que no sucede en la susodicha vida retirada del mundo; aquí el poeta habla de una vanidad que puede enmugrecer el corazón de quien las tenga u observe. Continúa en la tercera estrofa con la idea antes planteada de las vanidades, esta vez con el buen hablar de una persona para alimentar el honor egocéntrico y las glorias a sí mismo, como una falsedad dicha.

A continuación el poeta condena la vanagloria antes referida, pues esta no concede la verdadera felicidad y, además, como bien lo expresa, es un viento, del cual anda cuidadoso de topárselo. En vista de que el individuo ha conocido tales tempestades del mundo, acude a las fuentes de paz para refugiarse en ellas y no tener que vivir el flagelo tormento de la mundanidad; esto anterior lo expresa en el verso quinto.

En el sexto verso, el lírico nos demuestra que aún no está viviendo tal vida retirada, pues la desea con fervor, a ello contrapone no querer ser habitado de la vanidad material del dinero.

Prosigue el séptimo verso enunciando la calma existida en el retiro de la vida en medio de la naturaleza. El escrito continúa haciendo una contraposición, primero con argumentos bondadosos que defienden el ideal de vida solitaria en el campo y luego las miserias de la vida mundana y de frecuente vanidad; en esta estrofa se rivaliza entre el hermoso amanecer con el canto de los pájaros, en el cual no hay presión alguna, con la vivencia de una sumisión a la dominancia y de una atención presuntuosa a la misma persona.

El octavo verso es el que habla de manera explícita de una existencia en la soledad, merecida por la providencia, en donde no se esperan las manifestaciones de amor, ni de odio por aquel que se ha ido al recinto lejano.

A lo mejor lo que quiere decir en la estrofa nona puede ser lo que claramente está escrito, que en una ladera el compositor de la canción tiene plantada una huerta cerca a la ladera del monte y que con la estación de la primavera espera ver ya el fruto de la flor. En el verso decimo el poeta sigue describiendo el paisaje, esta vez comenta la existencia de una riachuelo que se precipita des de la cumbre de la montaña.

¡Qué calma! Como no vivir en tranquilidad si aquel lugar que se describe es un pleno paisaje de verdor y exquisito colorido. Así es como nos lo muestran en el undécimo verso. Al punto de llegar al decimosegundo verso, el autor vuelve a la tendencia de contraponer los bienes de los dos tipos de vida, la retirada y la mundanal, esta vez lo hace con la brisa del campo y el arrollo a los árboles, que hace olvidar el engreimiento material del mundo.

Ahora, en el decimotercer verso advierte el lírico del peligro que puede llegar a sufrir quien de un bien material se sustenta su vida; sugiere que luego no lo busquen a él puesto que no le corresponde ver el sufrimiento de la tempestad que irán a vivir.

Continúa en el verso decimocuarto narrando la posible calamidad vivida por el hombre que de lo mundanal se confía, pues como antena de barco, lo atacará los vientos susodichos, el ábrego y el cierzo. Para colmo de males, según el escritor dice, no solo son los vientos, sino también la mar la que se ha ensañado con el pobre hombre del mundo, pues así lo enuncia en el subsecuente verso, en el que habla de la escasa posesión de bienes materiales de quienes viven en la soledad y de la finura vanidad que corresponde a los de a ciudad de los hombres.

Vuelve la contraposición en el decimosexto verso, en el cual se habla de la competencia y lucha miserable por el dominio de los demás, para llegar al poder, en tanto que en la vida retirada, el sabio descansa y no se preocupa. Y continuando con esta última idea, se culminan en el decimoséptimo verso con la tranquilidad que se respira en el ambiente y la dulzura de medio.

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