Fecha: 23 de febrero de 2009
Tema: convulsión de las masas gringas y galas.
1. La libertad, es un derecho que se lucha.
Que majestuosa es la libertad, un bien por el que los hombres luchan entre sí por conseguirlo, un don tan grande, que hasta el mismo Dios lo respeta así sea en el más mínimo ser. Citaremos aquí una frase de N. P. San Agustín que refleja lo que significaba el sentimiento de la libertad para la época ilustrada francesa y la independencia norteamericana: “Un hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo. Un hombre malo es esclavo, incluso cuando es rey. No sirve a otros hombres, pero sirve a sus caprichos. Tiene tantos Señores como vicios”.[1]
Este era un enunciado que en un principio se entendió claramente por el pueblo sufriente, pero que con la euforia de la revolución se fue perdiendo. Calificar de bueno o malo lo que sucedió con aquellas dos revoluciones (la francesa y la estadounidense) es una tarea tediosa, puesto que las consecuencias, que al fin y al cavo trajeron la libertad y el progreso, no se llevaron a cavo por la vía más adecuada. Mal postulada es la frase: “el fin justifica los medios”[2], puesto que las sangrientas batallas no eran nada formidables.
Revolución, tras revolución, hoy todo es revolución. Ahora cualquier persona se subleva contra otra por el motivo más ilógico del mundo, incluso contra los padres. Antiguamente durante la época de la ilustración, se luchó por una causa justa, la libertad.
2. Antecedentes de la revolución
Para abordar el tema de la revolución, nos hemos de enfocar en un punto de la historia mucho más lejano del que se presenta la insurrección; para entender este problema, viajamos al pasado, durante el final de la edad media y principios del renacimiento, en donde se presenta el mayor inconveniente, se da el poder absoluto a la corona francesa para que hiciera con su pueblo lo que quisiera; dominando el rey a su gusto, era un niño con su juguete. A esto se le conoce como el antiguo régimen, junto con el deplorable sistema económico feudal, que para la época de la revolución aún continuaba en auge.
Las dos revoluciones fueron contemporáneas, y de hecho ambas tuvieron mucho que ver. Así pues con este enunciado empezaremos la historia por Francia, aún cuando fue primera la de Estados unidos.
Una larga gama de monarcas pasaron por las puertas del palacio de Versalles, una fascinante mansión, ubicada a unos cuantos minutos de la capital, Paris; entre los reyes, apareció uno muy particular que dejó a una Francia en la ruina, dejó una Francia con muchos vacíos, una Francia con muchas dudas, y lo peor de todo, dejo al reino honorable de Francia con una sucesión monárquica inepta al mando. Este rey del que hablamos es Luis XV, un hombre cuya política se dio para la nobleza, el clero y él mismo; al pueblo lo ignoró por completo, pues antes les colocó más impuestos, para que pudiera comer plácidamente las altas jerarquías sociales, que correspondían a un 3% de la población, el otro 97% concernían a la plebe que pasaba hambre. Para colmo de males Francia era para su época el país más habitado de Europa.
Luis XV había sostenido una temible batalla contra Inglaterra, por el poder marítimo del canal de la Mancha, con el objetivo de la dominación de las colonias de norteamericanas; se conoció a esto como la guerra de los siete años que se convirtió en una de las peores actuaciones de Francia; perdieron el poco territorio que tenían en aquel lugar. Otros de los perdedores fueron los indígenas nativos, quienes dependían de la fortaleza franca; asumieron entonces las riendas del poder los colonos en los Estados unidos.
El soberano a su nieto le cedió el reino cuando murió, pues así lo había planeado desde que éste se casó, como estrategia diplomática, con la hija del rey de Austria, María Antonieta; el nuevo rey se posesionó como Luis XVI, era nada más 22 años viejo, era un joven inmaduro, no era seguro, pero aún más confuso resultaba que no era alguien que se sintiera capacitado para recibir la corona, y eso que había recibido la mejor formación para gobernar.
Al momento de ser consagrado como la máxima autoridad francesa, un joven apasionado por su patria, se acercó al carruaje real a declamar un poema en su honor, el pobre hombre fue ignorado por el nuevo rey. En el transcurso de la historia se cambiaran los papeles, ya que aquel joven era Maximilien de Robespierre, el famoso hombre que lo va a condenar a muerte mucho después.
Luis XVI era un hombre de gran apetito y de débil voluntad, puesto que todo aquello que le decían sus asesores, él lo hacía sin más, ni más. Su esposa, María Antonieta, gastaba en su belleza lo que cientos de mujeres no gastaban y además fue signo de burla ya que no era capas de darle un hijo a su marido; años después se descubrió que la razón por la cual el rey no tocaba a su mujer, era porque tenía una deformación en su órgano sexual, luego fue operado y pudo tener cuatro hijos más.
Estas fueron las carcajadas del pueblo, no había respeto por el rey, pues lo había perdido ya hace mucho. El mal gobierno de Luis XVI, se empezó a ver desde muy temprano; era pésima la calidad de vida que le podía ofrecer el monarca a sus compatriotas. No era un hombre de mal corazón, pero con su pésima actuación como soberano y con un país en ruina, la gente no tardo en aborrecerlo.
El gobierno cometió entonces un grave error, Luis XVI por el deseo de venganza contra los ingleses, por la perdida de tierras norteamericanas, decidió enviar dinero y provisiones a los nativos de América anglosajona, para liberarlos del yugo británico y así el pueblo tan lejano pudiera recobrar la libertad, algo que le hacía falta a la Francia Ilustrada.
3. La rebelión norteamericana que condujo a la independencia.
El plan consistía en ayudar a las 13 colonias británicas de la costa atlántica, que para el 4 de julio de 1776 se habían declarado ser estados libres e independientes del reino Ingles. Aunque la misión fue compleja, finalmente se pudo lograr por la ayuda de Francia.
Pero ¿Qué había acontecido antes de esta revuelta? Inglaterra, nunca colonizó a aquel territorio, con el objetivo de oprimirlo aboliendo su libertad, tan así fue, que muchos años antes de la rebelión, ya el pueblo se sentía libre. Como la relación de un hijo a su padre, que nunca lo educó, y que mucho después le vino a exigir y no le dio resultados, así fue la relación de gran Bretaña con sus colonias. Antes de la guerra del reino unido con Francia por su dominio, no le reclamaba casi en absoluto nada, era mínimas las retribuciones que debían pagar a la corona.
Luego de que Inglaterra fue la gran victoriosa por la soberanía de estas tierras, se sintieron con mucho poder como para empezar a pedir y pedir impuestos; estos impuestos eran tan elevados que la gente ya no podía pagarlos, era insostenible la situación, tan difícil era pagarlos que las gentes los apodaron los Intolertables acts.
Icono importante de esta revolución fue el momento en el que los colonos tiraron las cajas de té al mar en la bahía de Boston, signo de su desprecio por el Tea Tax, el impuesto al té, y no solo a este sino también al de el azúcar, el ron, la melaza, el tabaco, el timbre (documentos fiscales), entre otros. La ciudad entró en una especie de estado de sitio, y esta fue la mecha para que las 13 colonias como gesto imposible, se reunieran cordialmente a formar un frente más radical ante los opresores, esto sucedió el 1 septiembre de 1774 en Filadelfia.
De aquellas conversaciones se conformó un congreso, que aprobó un boicot contra los ingleses, para no pagar los impuestos. Para 1776 se creó el segundo congreso continental, que a su cabeza estaba George Washington, que dio muy buenos resultados, en pro de la independencia, de hecho entre él y otros próceres de la nación se firmó el acta de independencia el 4 de julio de 1776; pero esto era solo el principio de la revolución, pues le quedaban largos años antes de que acabaran con el poderío militar de Inglaterra. Esto, como anterior mente lo mencionamos, no hubiera sido concebido sin la asistencia de Francia. El 3 de septiembre de 1783 los ingleses salieron de las costas neoyorkinas aceptando la independencia de los Estados unidos.
4. La revolución de Francia
Mientras felizmente, pero habiendo luchado con firme tesón con sangre por su libertad, los estadounidenses celebraban su libertad, también gracias a Luis XVI, los franceses se sumían más en la inopia. Volvemos entonces al otro lado del lago, en donde las cosas no pintan nada bien, pero que algunos pensadores, tratan de captar la magnitud de los hechos en sus pequeñas cabezas. Es así que aparecen en la escena los ilustrados, hombres con ideales de la libre humanidad, la mayoría de ellos con un tinte político, otros con más interés de convertir a la sociedad en un monopolio capitalista para su provecho. Estos se llevan las miradas del pueblo, que fascinados por sus promesas se dejan convencer del ensueño de la libertad.
Capta la atención en el parlamento un hombre que representa a las minorías, pero que en el caso de Francia eran las mayorías; era una persona del pueblo, era de la gente, era Maximilien de Robespierre, un individuo nacido pobre, pero que su intelecto lo llevó a ganarse una beca para estudiar, y así convertirse en el perspicaz y elocuente político que era. De primer momento en las salas el 5 de mayo de 1789, empezó a causar conmoción, pues al encontrar las puertas cerradas para los representantes del pueblo o el tercer estado, los convocó a estos en la antesala, en donde él presidiendo en diálogo abierto a los representantes, se declararon ellos descontentos por la desigualdad entre representantes de los distintas clases sociales, siendo que ellos significaban a la gran población.
Precisamente fue como se principió la sublevación del pueblo contra la soberanía; a los pocos meses se sintieron ellos con el poder suficiente como para declararse únicos representantes, sin tener en cuenta al clero, la nobleza y el rey, proclamando asimismo la asamblea nacional. En todas partes se empezó a dar la revolución; se entabló el espíritu de levantamiento contra la opresión.[3]
Aunque Robespierre había causado conmoción en las masas, llegó al poder un hombre mucho más motivarte para el pueblo, se trataba de Jean-Paul Marat, quien alentó a crear un ambiente de violencia dentro de la revolución. Como primer paso fundamental en ésta, sucedió que para poder batallar contra el ejército real, necesitaban armamento y pólvora, lo cual se guardaba en la cárcel de los acallados, donde se apresaba injustamente a los hombres, la Bastilla. Las masas iracundas al tomarse el lugar el 14 de julio del mismo año, crearon un nuevo símbolo de libertad, puesto que empezaron a destruir la fortaleza, que les significaba el poderío feudal que por tantos años los había forzado a vivir mal.
Al rey poco le preocupó esto, pero de todas formas envió al ejército a aplacar la situación de revuelta; una tropa no bastó, pues ya eran incontrolables las personas enfurecidas, y solo hasta cuando el monarca se percató de que se trataba de una verdadera revolución la que se estaba generando, no actuó. Era ya evidente el fracaso de la corona en su empeño de gobernar, tanto así que despidió a Necker, el hombre encargado de la economía del pueblo, que lo había hecho mejor que durante todos los años a la cabeza Luis XVI. había sucedido un completo cambio de panorama, pues se dio la neutralización de la máxima cabeza de Francia, Luis XVI; ahora ya no era propiamente el que dirigía el reino, aun cuando se seguía llamando rey.
En aquel mismo se declararían los derechos del hombre y el ciudadano, que luego serviría de base para crear las dos constituciones posteriores. El rey ya era ante la ley como cualquier hombre o ciudadano, ya había perdido el respeto y el poder; este mimo varón junto con su esposa y sus cuatro hijos, tomó la decisión de abandonar el país hacia la tierra de María Antonieta, Austria, con el fin de pedir auxilio a este país, y denuedo retomar el poder de la nación. Desgraciadamente para él fue interceptado en medio de su camino y devuelto a Paris, donde con la pena del pueblo, pues su monarca estaba huyendo, fue apresado junto a su esposa en la misma cárcel donde él cometía tantas atrocidades, la Bastilla. Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 y su esposa que permaneció ocho meses más encarcelada, tuvo la misma suerte.
Sin embargo, Austria conociendo la situación en Francia y la retención de su hija muy amada, declaró la guerra a la revolución y a sus líderes; no solo este reino aprovechó el desconcierto de la patria, sino que también Holanda, Inglaterra y Alemania, declararon la guerra, todas desde distintos puntos: Francia con su nuevo poder político, decidió mandar ejecitos para todos los limites, todavía cuando tenían que neutralizar el antiguo régimen en el centro del país.
Poco a poco se fue implantando el régimen del terror en toda Francia, primeramente en París donde fue impulsada por Marat, con el invento revolucionario de la época para ajusticiar a los malhechores, que en este caso eran todas las antiguas altas esferas del poder; el nombre de la maquina, que lo adoptó el de su creador, era la guillotina. Por esta pasaron miles de cabezas que habían sido condenadas en juicios cortos.
La situación se había hecho insostenible, ya que por un lado se asesinaban, a los ex dignatarios y por el otro los frentes de batalla en los límites de la nación se estaban acordonando hacia el centro. Robespierre se sentía impotente ante el creciente número de mortandad, que iba en contra del ideal de derechos humanos. Ocurrió que una joven campesina llamada Charlotte de Corday el 13 de julio de 1793, acecinó a al medico frustrado, Jean-Paul Marat, mientras se daba un baño. Esta tenía el objetivo de volver a ver la paz reinante entre su pueblo y creía que acabando con Marat, el revolucionario, traería la armonía tan anhelada. Aquel mismo día fue decapitada y Marat, poco a poco fue tomando la imagen de prócer mártir, con aroma de santidad para la plebe.
Robespierre con el camino libre para volver a tomar el poder de la patria, empezó a iluminar las mentes para crear una nueva patria, la nación de las virtudes. Intentó acallar el fuego ensordecido de la rebelión para retornar a la justicia civil que él y muchos otros habían planeado; pero tristemente se dio cuenta de que su pueblo ya no respondía a sus indicaciones y que la única forma de volver al control nacional, junto con 12 representantes, fue el tomarse las armas y arrasar con toda contra rebelión que se produjera, con el fin de implantar la nación inspirada en las virtudes. Sínicamente el hombre que detestaba la opresión, se terminó por convertir en el mayor verdugo del pueblo, acecinado a miles de ciudadanos que fueran encontrados renegándose de alguna injusticia. Así Robespierre introdujo a la revolución el temible régimen del terror.
Lo contradictorio de la vida se hizo presente, el líder jacobino Robespierre que durante largos años parecía el mandatario del país, fue arrestado luego de continuar con sus tremendas acusaciones y amenazas de muerte para con el parlamento y a quien se opusiera a él; los representantes al sentirse tan presionados realizaron un rápido juicio que lo sentenció a muerte. Falleció guillotinado el 28 de julio de 1794 junto con sus más próximos colaboradores quienes intentaron boicotear la decisión.
Así con la muerte de Maximilien de Robespierre se empezó a calmar las insurgencias revolucionarias y terminó el régimen del terror y empezó una nueva nación, que al poco tiempo se conformaría como la República naciente francesa para 1795, cuyo objetivo se centraba en rehacerla las estructuras gubernamentales. Aún en algunos lugares de Francia se daban pequeños levantamiento populares, pero nada serio que atentara de nuevo contra el poder central. No se a ciencia cierta cuando fue que acabó la revolución Francesa, pero se considera que termina con el acenso y la consolidación del poder en las manos de Napoleón Bonaparte en 1804, constituyendo a la República en un imperio militar.
5. Conclusión
Como bien lo decíamos en el anterior trabajo la revolución francesa significó el asenso de la burguesía al poder y se constituyó en modelo mundial para la construcción de nuevos Estados nacionales. La revolución industrial inglesa había aportado las líneas generales para el proceso de industrialización y funcionamiento de las sociedades capitalista. La revolución francesa, por su parte, aportó la ideología, es decir, el programa y el vocabulario para los partidos liberales y democráticos.[4]
Los planes de gobierno francés fueron acogidos por otros gobiernos tal cual al pié de la letra, como lo fue en algunas colonias españolas de América, en donde se empezaron a dar las primeras rebeliones en el siglo XIX. Colombia se sintió muy identificada con esta nueva tendencia. Y nos independizamos de España el 20 de julio de 1810, aún cuando faltaban las batallas más cruciales por jugar el destino. El P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. fue casi la imitación de la revolución francesa entre sus feligreses, pues inspiró en ellos el fervor por la libertad.
BIBLIOGRAFÍA
ALZATE, Gastón. Gran enciclopedia tematica. Tomo VI, Historia universal. Grupo editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1996.
AROUET, François Marie. Cartas filosóficas. Bruguera, Barcelona, 1980.
· Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
Hipona, San Agustín. La Ciudad de Dios. Librería Áurea, 2ª edición, II tomo, Barcelona, 1992, p., 52.
[1] Hipona, San Agustín. La Ciudad de Dios. Libreria Áurea, Barcelona, 1992, p., 52.
[2] Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. La casa del libro, Madrid, 2004, p. 66.
[3] Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[4] Alzate, Gastón. Gran enciclopedia temática. Tomo VI, Historia universal. Grupo editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1996, p.,186.
Tema: convulsión de las masas gringas y galas.
1. La libertad, es un derecho que se lucha.
Que majestuosa es la libertad, un bien por el que los hombres luchan entre sí por conseguirlo, un don tan grande, que hasta el mismo Dios lo respeta así sea en el más mínimo ser. Citaremos aquí una frase de N. P. San Agustín que refleja lo que significaba el sentimiento de la libertad para la época ilustrada francesa y la independencia norteamericana: “Un hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo. Un hombre malo es esclavo, incluso cuando es rey. No sirve a otros hombres, pero sirve a sus caprichos. Tiene tantos Señores como vicios”.[1]
Este era un enunciado que en un principio se entendió claramente por el pueblo sufriente, pero que con la euforia de la revolución se fue perdiendo. Calificar de bueno o malo lo que sucedió con aquellas dos revoluciones (la francesa y la estadounidense) es una tarea tediosa, puesto que las consecuencias, que al fin y al cavo trajeron la libertad y el progreso, no se llevaron a cavo por la vía más adecuada. Mal postulada es la frase: “el fin justifica los medios”[2], puesto que las sangrientas batallas no eran nada formidables.
Revolución, tras revolución, hoy todo es revolución. Ahora cualquier persona se subleva contra otra por el motivo más ilógico del mundo, incluso contra los padres. Antiguamente durante la época de la ilustración, se luchó por una causa justa, la libertad.
2. Antecedentes de la revolución
Para abordar el tema de la revolución, nos hemos de enfocar en un punto de la historia mucho más lejano del que se presenta la insurrección; para entender este problema, viajamos al pasado, durante el final de la edad media y principios del renacimiento, en donde se presenta el mayor inconveniente, se da el poder absoluto a la corona francesa para que hiciera con su pueblo lo que quisiera; dominando el rey a su gusto, era un niño con su juguete. A esto se le conoce como el antiguo régimen, junto con el deplorable sistema económico feudal, que para la época de la revolución aún continuaba en auge.
Las dos revoluciones fueron contemporáneas, y de hecho ambas tuvieron mucho que ver. Así pues con este enunciado empezaremos la historia por Francia, aún cuando fue primera la de Estados unidos.
Una larga gama de monarcas pasaron por las puertas del palacio de Versalles, una fascinante mansión, ubicada a unos cuantos minutos de la capital, Paris; entre los reyes, apareció uno muy particular que dejó a una Francia en la ruina, dejó una Francia con muchos vacíos, una Francia con muchas dudas, y lo peor de todo, dejo al reino honorable de Francia con una sucesión monárquica inepta al mando. Este rey del que hablamos es Luis XV, un hombre cuya política se dio para la nobleza, el clero y él mismo; al pueblo lo ignoró por completo, pues antes les colocó más impuestos, para que pudiera comer plácidamente las altas jerarquías sociales, que correspondían a un 3% de la población, el otro 97% concernían a la plebe que pasaba hambre. Para colmo de males Francia era para su época el país más habitado de Europa.
Luis XV había sostenido una temible batalla contra Inglaterra, por el poder marítimo del canal de la Mancha, con el objetivo de la dominación de las colonias de norteamericanas; se conoció a esto como la guerra de los siete años que se convirtió en una de las peores actuaciones de Francia; perdieron el poco territorio que tenían en aquel lugar. Otros de los perdedores fueron los indígenas nativos, quienes dependían de la fortaleza franca; asumieron entonces las riendas del poder los colonos en los Estados unidos.
El soberano a su nieto le cedió el reino cuando murió, pues así lo había planeado desde que éste se casó, como estrategia diplomática, con la hija del rey de Austria, María Antonieta; el nuevo rey se posesionó como Luis XVI, era nada más 22 años viejo, era un joven inmaduro, no era seguro, pero aún más confuso resultaba que no era alguien que se sintiera capacitado para recibir la corona, y eso que había recibido la mejor formación para gobernar.
Al momento de ser consagrado como la máxima autoridad francesa, un joven apasionado por su patria, se acercó al carruaje real a declamar un poema en su honor, el pobre hombre fue ignorado por el nuevo rey. En el transcurso de la historia se cambiaran los papeles, ya que aquel joven era Maximilien de Robespierre, el famoso hombre que lo va a condenar a muerte mucho después.
Luis XVI era un hombre de gran apetito y de débil voluntad, puesto que todo aquello que le decían sus asesores, él lo hacía sin más, ni más. Su esposa, María Antonieta, gastaba en su belleza lo que cientos de mujeres no gastaban y además fue signo de burla ya que no era capas de darle un hijo a su marido; años después se descubrió que la razón por la cual el rey no tocaba a su mujer, era porque tenía una deformación en su órgano sexual, luego fue operado y pudo tener cuatro hijos más.
Estas fueron las carcajadas del pueblo, no había respeto por el rey, pues lo había perdido ya hace mucho. El mal gobierno de Luis XVI, se empezó a ver desde muy temprano; era pésima la calidad de vida que le podía ofrecer el monarca a sus compatriotas. No era un hombre de mal corazón, pero con su pésima actuación como soberano y con un país en ruina, la gente no tardo en aborrecerlo.
El gobierno cometió entonces un grave error, Luis XVI por el deseo de venganza contra los ingleses, por la perdida de tierras norteamericanas, decidió enviar dinero y provisiones a los nativos de América anglosajona, para liberarlos del yugo británico y así el pueblo tan lejano pudiera recobrar la libertad, algo que le hacía falta a la Francia Ilustrada.
3. La rebelión norteamericana que condujo a la independencia.
El plan consistía en ayudar a las 13 colonias británicas de la costa atlántica, que para el 4 de julio de 1776 se habían declarado ser estados libres e independientes del reino Ingles. Aunque la misión fue compleja, finalmente se pudo lograr por la ayuda de Francia.
Pero ¿Qué había acontecido antes de esta revuelta? Inglaterra, nunca colonizó a aquel territorio, con el objetivo de oprimirlo aboliendo su libertad, tan así fue, que muchos años antes de la rebelión, ya el pueblo se sentía libre. Como la relación de un hijo a su padre, que nunca lo educó, y que mucho después le vino a exigir y no le dio resultados, así fue la relación de gran Bretaña con sus colonias. Antes de la guerra del reino unido con Francia por su dominio, no le reclamaba casi en absoluto nada, era mínimas las retribuciones que debían pagar a la corona.
Luego de que Inglaterra fue la gran victoriosa por la soberanía de estas tierras, se sintieron con mucho poder como para empezar a pedir y pedir impuestos; estos impuestos eran tan elevados que la gente ya no podía pagarlos, era insostenible la situación, tan difícil era pagarlos que las gentes los apodaron los Intolertables acts.
Icono importante de esta revolución fue el momento en el que los colonos tiraron las cajas de té al mar en la bahía de Boston, signo de su desprecio por el Tea Tax, el impuesto al té, y no solo a este sino también al de el azúcar, el ron, la melaza, el tabaco, el timbre (documentos fiscales), entre otros. La ciudad entró en una especie de estado de sitio, y esta fue la mecha para que las 13 colonias como gesto imposible, se reunieran cordialmente a formar un frente más radical ante los opresores, esto sucedió el 1 septiembre de 1774 en Filadelfia.
De aquellas conversaciones se conformó un congreso, que aprobó un boicot contra los ingleses, para no pagar los impuestos. Para 1776 se creó el segundo congreso continental, que a su cabeza estaba George Washington, que dio muy buenos resultados, en pro de la independencia, de hecho entre él y otros próceres de la nación se firmó el acta de independencia el 4 de julio de 1776; pero esto era solo el principio de la revolución, pues le quedaban largos años antes de que acabaran con el poderío militar de Inglaterra. Esto, como anterior mente lo mencionamos, no hubiera sido concebido sin la asistencia de Francia. El 3 de septiembre de 1783 los ingleses salieron de las costas neoyorkinas aceptando la independencia de los Estados unidos.
4. La revolución de Francia
Mientras felizmente, pero habiendo luchado con firme tesón con sangre por su libertad, los estadounidenses celebraban su libertad, también gracias a Luis XVI, los franceses se sumían más en la inopia. Volvemos entonces al otro lado del lago, en donde las cosas no pintan nada bien, pero que algunos pensadores, tratan de captar la magnitud de los hechos en sus pequeñas cabezas. Es así que aparecen en la escena los ilustrados, hombres con ideales de la libre humanidad, la mayoría de ellos con un tinte político, otros con más interés de convertir a la sociedad en un monopolio capitalista para su provecho. Estos se llevan las miradas del pueblo, que fascinados por sus promesas se dejan convencer del ensueño de la libertad.
Capta la atención en el parlamento un hombre que representa a las minorías, pero que en el caso de Francia eran las mayorías; era una persona del pueblo, era de la gente, era Maximilien de Robespierre, un individuo nacido pobre, pero que su intelecto lo llevó a ganarse una beca para estudiar, y así convertirse en el perspicaz y elocuente político que era. De primer momento en las salas el 5 de mayo de 1789, empezó a causar conmoción, pues al encontrar las puertas cerradas para los representantes del pueblo o el tercer estado, los convocó a estos en la antesala, en donde él presidiendo en diálogo abierto a los representantes, se declararon ellos descontentos por la desigualdad entre representantes de los distintas clases sociales, siendo que ellos significaban a la gran población.
Precisamente fue como se principió la sublevación del pueblo contra la soberanía; a los pocos meses se sintieron ellos con el poder suficiente como para declararse únicos representantes, sin tener en cuenta al clero, la nobleza y el rey, proclamando asimismo la asamblea nacional. En todas partes se empezó a dar la revolución; se entabló el espíritu de levantamiento contra la opresión.[3]
Aunque Robespierre había causado conmoción en las masas, llegó al poder un hombre mucho más motivarte para el pueblo, se trataba de Jean-Paul Marat, quien alentó a crear un ambiente de violencia dentro de la revolución. Como primer paso fundamental en ésta, sucedió que para poder batallar contra el ejército real, necesitaban armamento y pólvora, lo cual se guardaba en la cárcel de los acallados, donde se apresaba injustamente a los hombres, la Bastilla. Las masas iracundas al tomarse el lugar el 14 de julio del mismo año, crearon un nuevo símbolo de libertad, puesto que empezaron a destruir la fortaleza, que les significaba el poderío feudal que por tantos años los había forzado a vivir mal.
Al rey poco le preocupó esto, pero de todas formas envió al ejército a aplacar la situación de revuelta; una tropa no bastó, pues ya eran incontrolables las personas enfurecidas, y solo hasta cuando el monarca se percató de que se trataba de una verdadera revolución la que se estaba generando, no actuó. Era ya evidente el fracaso de la corona en su empeño de gobernar, tanto así que despidió a Necker, el hombre encargado de la economía del pueblo, que lo había hecho mejor que durante todos los años a la cabeza Luis XVI. había sucedido un completo cambio de panorama, pues se dio la neutralización de la máxima cabeza de Francia, Luis XVI; ahora ya no era propiamente el que dirigía el reino, aun cuando se seguía llamando rey.
En aquel mismo se declararían los derechos del hombre y el ciudadano, que luego serviría de base para crear las dos constituciones posteriores. El rey ya era ante la ley como cualquier hombre o ciudadano, ya había perdido el respeto y el poder; este mimo varón junto con su esposa y sus cuatro hijos, tomó la decisión de abandonar el país hacia la tierra de María Antonieta, Austria, con el fin de pedir auxilio a este país, y denuedo retomar el poder de la nación. Desgraciadamente para él fue interceptado en medio de su camino y devuelto a Paris, donde con la pena del pueblo, pues su monarca estaba huyendo, fue apresado junto a su esposa en la misma cárcel donde él cometía tantas atrocidades, la Bastilla. Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 y su esposa que permaneció ocho meses más encarcelada, tuvo la misma suerte.
Sin embargo, Austria conociendo la situación en Francia y la retención de su hija muy amada, declaró la guerra a la revolución y a sus líderes; no solo este reino aprovechó el desconcierto de la patria, sino que también Holanda, Inglaterra y Alemania, declararon la guerra, todas desde distintos puntos: Francia con su nuevo poder político, decidió mandar ejecitos para todos los limites, todavía cuando tenían que neutralizar el antiguo régimen en el centro del país.
Poco a poco se fue implantando el régimen del terror en toda Francia, primeramente en París donde fue impulsada por Marat, con el invento revolucionario de la época para ajusticiar a los malhechores, que en este caso eran todas las antiguas altas esferas del poder; el nombre de la maquina, que lo adoptó el de su creador, era la guillotina. Por esta pasaron miles de cabezas que habían sido condenadas en juicios cortos.
La situación se había hecho insostenible, ya que por un lado se asesinaban, a los ex dignatarios y por el otro los frentes de batalla en los límites de la nación se estaban acordonando hacia el centro. Robespierre se sentía impotente ante el creciente número de mortandad, que iba en contra del ideal de derechos humanos. Ocurrió que una joven campesina llamada Charlotte de Corday el 13 de julio de 1793, acecinó a al medico frustrado, Jean-Paul Marat, mientras se daba un baño. Esta tenía el objetivo de volver a ver la paz reinante entre su pueblo y creía que acabando con Marat, el revolucionario, traería la armonía tan anhelada. Aquel mismo día fue decapitada y Marat, poco a poco fue tomando la imagen de prócer mártir, con aroma de santidad para la plebe.
Robespierre con el camino libre para volver a tomar el poder de la patria, empezó a iluminar las mentes para crear una nueva patria, la nación de las virtudes. Intentó acallar el fuego ensordecido de la rebelión para retornar a la justicia civil que él y muchos otros habían planeado; pero tristemente se dio cuenta de que su pueblo ya no respondía a sus indicaciones y que la única forma de volver al control nacional, junto con 12 representantes, fue el tomarse las armas y arrasar con toda contra rebelión que se produjera, con el fin de implantar la nación inspirada en las virtudes. Sínicamente el hombre que detestaba la opresión, se terminó por convertir en el mayor verdugo del pueblo, acecinado a miles de ciudadanos que fueran encontrados renegándose de alguna injusticia. Así Robespierre introdujo a la revolución el temible régimen del terror.
Lo contradictorio de la vida se hizo presente, el líder jacobino Robespierre que durante largos años parecía el mandatario del país, fue arrestado luego de continuar con sus tremendas acusaciones y amenazas de muerte para con el parlamento y a quien se opusiera a él; los representantes al sentirse tan presionados realizaron un rápido juicio que lo sentenció a muerte. Falleció guillotinado el 28 de julio de 1794 junto con sus más próximos colaboradores quienes intentaron boicotear la decisión.
Así con la muerte de Maximilien de Robespierre se empezó a calmar las insurgencias revolucionarias y terminó el régimen del terror y empezó una nueva nación, que al poco tiempo se conformaría como la República naciente francesa para 1795, cuyo objetivo se centraba en rehacerla las estructuras gubernamentales. Aún en algunos lugares de Francia se daban pequeños levantamiento populares, pero nada serio que atentara de nuevo contra el poder central. No se a ciencia cierta cuando fue que acabó la revolución Francesa, pero se considera que termina con el acenso y la consolidación del poder en las manos de Napoleón Bonaparte en 1804, constituyendo a la República en un imperio militar.
5. Conclusión
Como bien lo decíamos en el anterior trabajo la revolución francesa significó el asenso de la burguesía al poder y se constituyó en modelo mundial para la construcción de nuevos Estados nacionales. La revolución industrial inglesa había aportado las líneas generales para el proceso de industrialización y funcionamiento de las sociedades capitalista. La revolución francesa, por su parte, aportó la ideología, es decir, el programa y el vocabulario para los partidos liberales y democráticos.[4]
Los planes de gobierno francés fueron acogidos por otros gobiernos tal cual al pié de la letra, como lo fue en algunas colonias españolas de América, en donde se empezaron a dar las primeras rebeliones en el siglo XIX. Colombia se sintió muy identificada con esta nueva tendencia. Y nos independizamos de España el 20 de julio de 1810, aún cuando faltaban las batallas más cruciales por jugar el destino. El P. Fr. Diego Francisco Padilla O.E.S.A. fue casi la imitación de la revolución francesa entre sus feligreses, pues inspiró en ellos el fervor por la libertad.
BIBLIOGRAFÍA
ALZATE, Gastón. Gran enciclopedia tematica. Tomo VI, Historia universal. Grupo editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1996.
AROUET, François Marie. Cartas filosóficas. Bruguera, Barcelona, 1980.
· Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
Hipona, San Agustín. La Ciudad de Dios. Librería Áurea, 2ª edición, II tomo, Barcelona, 1992, p., 52.
[1] Hipona, San Agustín. La Ciudad de Dios. Libreria Áurea, Barcelona, 1992, p., 52.
[2] Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. La casa del libro, Madrid, 2004, p. 66.
[3] Microsoft Encarta 2008. 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[4] Alzate, Gastón. Gran enciclopedia temática. Tomo VI, Historia universal. Grupo editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1996, p.,186.

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